ASCENSIÓN: IDENTIDAD ICONOGRÁFICA EN LUDWIG MEDINA
“Un símbolo siempre representa algo más que su significado evidente e inmediato”
Carl G. Jung, El hombre y sus símbolos
¿Guardará lo evidente alguna seña de identidad? ¿Es una metáfora que juega a esconder lo aparente? Una escalera como metáfora de todo lo posible ¿o proba-ble? Definitivamente vivimos en un mundo poblado de símbolos, ya que un mundo infinito de símbolos habita en nosotros mismos. La escalera se torna en una refe-rencia vital de la ascensión, el puente entre los niveles superiores e inferiores, el paso o el vínculo entre distintas esferas. Es un vehículo de comunicación entre los distintos puntos que se relacionan entre sí. El gran mitólogo Mircea Eliade explica que la escalera “es la trascendencia de la vocación humana y la penetración en niveles cósmicos diferentes” del mundo del conocimiento y la transfiguración. La escalera puede referenciarse también como un medio para penetrar el mundo de las profundidades de la mente, de los miedos primigenios, de las raíces de lo oculto que subyace en el subsuelo. La escalera no solo es la ascensión a lo absolu-to y lo trascendente, puede ser lo opuesto y lo contrario.
En el diálogo discursivo de la obra de Ludwig Medina, en esta muestra, lo real e imaginario conjugan una metáfora de ascensión a un mundo imaginado por el artista para expresar sus aspiraciones individuales en el transcurso de su vida, y la escalera se torna en el símbolo para plasmar la consecución de sus aspiraciones como artista, ansioso por concretizar su propio lenguaje plástico. Medina resume en la escalera el principio (la búsqueda de su leitmotif como artista - propuesta de tesis, superación personal, experimentación); al amor (su relación paterno filial - la serie de su hijo Lucas y la escalera); el arte (la escalera como objeto, óptica de la fotografía), la conciencia o el yo propio (como sujeto-artista, lo inminente-mente subjetivo); la escalera simboliza la búsqueda del conocimiento exotérico (la subida) y el conocimiento esotérico (la bajada), es el puente-vínculo, con todo el universo: los claroscuros de la fotografía (como referente necesario en toda su obra), la experimentación cromática, el triángulo como definición geométrica.
En la muestra presente se divide en varios puntos que interceptan y armonizan su discurso artístico: Origen, marcado por la intuición y la génesis de su producción plástica, el arcoíris como base a dar rienda suelta a la creatividad, a la experi-mentación pictórica; Espectro de virtudes, la escalera como vehículo de superación personal, los valores como la amistad y las ganancias esenciales en todo el proce-so creativo, la fotografía como influencia vital y necesaria en el propio proceso artístico; la Identidad iconográfica, tres obras que validan la experimentación, no solo desde una perspectiva tangible, sino desde una perspectiva iconográfica, en Proyección apreciamos una violencia inherentemente belicosa, en Alegría nos apro-piamos de una lectura inminentemente metafórica, de una eroticidad indescifra-ble, en Sereno validamos un mundo de infinita comunicación astral, unos satélites o naves intergalácticas; en Lucas y la escalera y la madre, apreciamos unos dibujos de una línea que define la imagen prístina y diáfana para presentarnos una coti-dianidad sencilla y comprensible. El ícono de la escalera es la representación de los deseos de Medina para abrir y establecer un diálogo en donde manifestar sus deseos como ser humano, como artista y como creador.
Rodolfo J. Lugo-Ferrer, Ph. D.
UPR
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