Treinta años en un día

Treinta años en un día

Treinta años en un día (2021), de Ada del Pilar Ortiz, es una obra que combina la visión desde afuera, ajena a una comunidad, con la historia y el día a día de las personas que viven allí y cuya sensación del espacio es cotidiana. Les espectadores de la obra, como visitantes, entramos en el espacio íntimo de familias enteras. Las vidas de estas últimas suceden alrededor de uno de los pulmones del área metropolitana de Puerto Rico: la Ciénaga las Cucharillas, en Cataño. Por estas razones, la obra de Ada del Pilar Ortiz no solo construye complejas conversaciones a medida que la observamos, sino que provoca preguntas sobre el entorno de la comunidad original y en el que vivimos el público que la mira.

Treinta años en un día fue una comisión del programa el MAC en el Barrio, del Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico. Desde 2014, el programa se ha dedicado a crear comisiones artísticas con la participación directa de más de 30 comunidades de Puerto Rico. La obra que se exhibe en la Galería de Arte del RUM fue realizada en látex, a partir de las paredes exteriores de los hogares de Isabel Rodríguez Torres y Pedro Carrión Huertas, miembros de la comunidad Juana Matos en Cataño. Esta no fue la primera vez que el MAC en el Barrio trabajó con sus habitantes, pues ya se habían desarrollado allí proyectos con la cineasta Glorimar Marrero y con el colectivo de performance La Trinchera, entre otros. Treinta años en un día entonces funciona como un eslabón que fortalece la relación entra Juana Matos y el Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico.

Además del proceso por el que pasó la artista, como parte de la comisión, la instalación Treinta años en un día se exhibió en un claro de bosque, dentro de la Reserva Natural Ciénaga las Cucharillas. La reserva es un elemento de orgullo y que además da valor a la comunidad y su territorio. La ciénaga fue reconocida como terreno a proteger por el Departamento de Recursos Naturales (DRNA) en 2009, luego de una lucha ardua de les habitantes de Juana Matos por convertirla en templo de la flora y la fauna local. Actualmente, en un acuerdo con el DRNA, Pedro Carrión Huertas funge como administrador de la reserva natural.

La casa que recrea Ada del Pilar Ortiz en su obra puede ser cualquier casa en Puerto Rico. Nos recuerda la fragilidad de las estructuras locales y su relación con la historia reciente de Puerto Rico. Dicha conversación también sale a la superficie cuando se visita la comunidad Juana Matos —vecina de la Ciénaga las Cucharillas— cuyas viviendas se encuentran en zonas inundables y, en una gran cantidad de casos, sobre pilotes de cemento, dos características que resuenan cuando se habla de la precariedad de la vivienda en Puerto Rico. La casa que duplica Ortiz es específica de esta comunidad, pero es una estructura que forma parte del paisaje de casi todos los pueblos de Puerto Rico: la casa de madera, realizada con paneles, con techo a dos aguas y de arquitectura sencilla. Por lo tanto, Ada del Pilar Ortiz no solo nos invita a adentrarnos en la vida diaria de les habitantes de los hogares recreados, sino que nos presenta un espejo que refleja nuestras propias vivencias.

La técnica que utiliza Ada del Pilar Ortiz se encuentra en el espacio liminal entre el grabado, la pintura y la instalación. Utiliza látex líquido para “pintar” las estructuras que intenta reproducir y, una vez el material se seca, lo retira. Queda entonces la textura e incluso partes minúsculas que forman la estructura que reproduce. Ha empleado esta técnica para imprimir ventanas, puertas, paredes y otros componentes arquitectónicos de viviendas puertorriqueñas. Por lo tanto, la obra de Ortiz no se puede apreciar solo por su resultado, sino que el proceso es parte intrínseca de la pieza plástica. De alguna forma, la artista está retirando la esencia al hogar al que pertenecen las puertas, ventanas o paredes y nos las presenta separadas de su realidad útil.

El vacío de la casa que presentamos en la Galería de Arte del RUM se muestra también como un símbolo a interpretar en esta instalación. La casa ha perdido su utilidad y faltan en ella los componentes más importantes de un hogar, sus habitantes. En la Ciénaga las Cucharillas, donde se exhibió por primera vez, se encontraba históricamente parte del vecindario Juana Matos. Hoy, aun se pueden observar en los terrenos de la reserva los remanentes de las casas que habían sido establecidas allí, como columnas de madera o restos de suelos. Por esto, la estructura extraída por Ada del Pilar Ortiz funciona como un fantasma de lo que un día fue una comunidad que habitó dentro de lo que hoy es la Reserva Natural Ciénaga las Cucharillas. Al transportarla a la Galería de Arte del Recinto Universitario de Mayagüez, su vacío se transforma. Ya no la vemos en el contexto de la comunidad de donde surgió la obra. Ya no está a pasos de las casas que fueron impresas a modo de gofrado. El vacío ahora es un espacio a llenar o un hueco contextual.

Esta exposición forma parte de una serie titulada La materialización de lo doméstico-corporalque explora la relación entre el cuerpo, el espacio que habitamos y las condiciones sociales de género. La artista Ada del Pilar Ortiz, en conversación en su estudio en Bayamón, nos comentó que su intención inicial con este tipo de estructuras era la exploración del material, especialmente desde la pintura, pero continuó declarando que su práctica ha dado un giro hacia la exploración de lo arquitectónico como metáfora de cuerpo. El lugar que habitamos es, al fin y al cabo, como una segunda piel. Y es este órgano anatómico lo que también nos recuerda el material utilizado por Ada, ya sea por su color, textura, ancho y maleabilidad. La casa que se encuentra ante nosotres es un armazón, que sirve como protección, pero que al mismo tiempo puede ser el terreno donde se forjan las opresiones relacionadas a la clase, el género y las políticas raciales.

Emilia Quiñones Otal, PhD.

Miembro del Comité de Dirección de la Galería de Arte

del Recinto Universitario de Mayagüez