Con la misma ilusión y expectativa de los personajes que abordaron el Barco de papel hacia un recorrido sin fronteras, alrededor de 160 jóvenes se embarcaron en una intensa travesía que amplió sus horizontes en todos los sentidos. No es casualidad que el cuento de Eugenio María De Hostos y Bonilla los inspirara en esta gesta, en la que no solo estuvo presente su obra, sino su esencia en la plaza del campus que lleva su nombre y que engalana su busto con mirada sabia y provocadora.
Allí tuvo lugar la segunda edición del Magno evento, una producción realizada por los alumnos de las secciones de Introducción a la cultura occidental, (HUMA 3111 y 3112) que dicta la doctora Lydia Margarita González Quevedo en el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), cuya misión principal es transmitir la trascendencia de las Humanidades en la vida universitaria a través de presentaciones artísticas que incluyen el teatro, la música, el baile, la pintura y la declamación, entre otras manifestaciones.
De esa manera, el pasado 12 de mayo, la Plaza De Hostos y Bonilla colegial fusionó sus jardines nocturnos en un escenario por el que desfilaron grandes personajes y obras del Romanticismo; en el que se bailó la danza puertorriqueña y se interpretaron boleros. Una audiencia que se estimó en más de 500 personas observó atenta, casi hasta la medianoche, el espectáculo cuidadosamente elaborado en todas sus facetas. No faltó un detalle, desde una musa cantante que hilvanaba cada acto, hasta unos mimos que indicaban al público cómo disfrutar en el silencio.
El menú incluyó la declamación de los poemas A Laura, En la brecha y Último Actio, de José Toribio De Diego y Martínez; las obras, En barco de papel y ¿Quién preside?, escritas por De Hostos; Fausto, de Goethe; y varias interpretaciones musicales, entre ellas, un interludio a cargo del doctor José Antonio López, catedrático asociado de Humanidades, quien ofreció una serie de clases magistrales sobre la música del periodo romántico a los alumnos de todas las secciones a lo largo del semestre.
Según relató la profesora, la chispa que encendió todo surgió a principios del pasado año académico cuando pidió a sus estudiantes, como de costumbre, que hicieran un juicio sobre la Apología de Sócrates, de Platón. Uno de los grupos, bajo el liderato de la joven Paloma del Mar Ramos Más, fue más allá al memorizar el texto íntegro y presentarlo formalmente en el salón de clases con vestuario y otros elementos de producción.
“Ese día yo tenía la cámara y estoy tomando fotos y las lágrimas corrían porque realmente fue una cosa inesperada y excelente. En ese momento les lanzo el reto y les digo que, ya que ellos tienen esta creatividad e iniciativa, que por qué no se inventaban algo uniendo a las cinco secciones del curso”, recordó González Quevedo.
El resto es historia. Al esfuerzo también se encadenaron otros dos grupos de la segunda parte del curso lo que aumentó la cifra a 80 alumnos que se lanzaron a la aventura, con Paloma como productora ejecutiva. Ese episodio culminó en el Magno Evento I, cuyo estreno ocurrió en el Centro de Estudiantes el pasado diciembre.
“Este semestre ya fue distinto porque dije: ‘esto va a estar en mi prontuario y las estudiantes y los estudiantes que se matriculen conmigo van a saber que tienen este proyecto del Magno Evento 2’ y así fue, entonces que lo convertí en un trabajo de investigación”, agregó la catedrática de Humanidades.
Ya con más tiempo y con el compromiso inicial de todos los participantes, el primer paso fue dividir en grupos a los 155 alumnos, en siete equipos distintos: Actuación, Vestuario y maquillaje, Música, Publicidad, Tecnología, Comida, y el Comité del MuSA, que realizó un documental histórico sobre la investigación y próxima publicación de la doctora González Quevedo, titulada Más de cien años de historia: MUSA, la vida del edificio, su entorno y su gente.
El Magno Evento 2 continuó con el hilo conductor de la trascendencia de las Humanidades, pero esta vez enfocado en el periodo del Romanticismo en Puerto Rico y en Alemania, así como las demás temáticas discutidas en clase. Los estudiantes desarrollaron un proyecto con bibliografía, como parte de la evaluación.
“Todo cobró una trascendencia mayor porque el trabajo de investigación es como el que tienen que hacer en un seminario y no en un curso básico. No sé como lo resisten, pero lo hacen y acaban felices. Este año les pedí que me escribieran quiénes eran ellos antes cuando llegaron al salón y quiénes son ahora. Me emocioné muchísimo porque hablan de la transformación que han tenido. Les enfatizo mucho que el curso de las Humanidades es para trascender, que no pueden ser la misma persona, que el Arte los tiene que elevar y vi todos esos frutos”, reveló la catedrática.
Precisamente, esa cosecha estuvo representada en jóvenes como Paloma del Mar, María Angélica Rodríguez y José Luis Vélez, tres de los muchos líderes que se destacaron en la producción y cuyo testimonio da fe de ese cambio por el que atravesaron.
“Realmente es sacrificado, pero satisfactorio. Yo siempre he dicho que no todo el mundo tiene el don de motivar a la gente y hacer que la gente te siga. Ver que yo podía hacer eso y en una comunidad universitaria, que yo tenía que dar las instrucciones, que me tenía que ver como un ejemplo a seguir y no podía fallar, realmente es una experiencia bien satisfactoria y no importa que haya sido en Humanidades porque realmente llevándolo a mi carrera de Ingeniería Industrial, tengo que saber trabajar con gente. A mí me llenó mucho saber que podía hacerlo con tan solo dos años en la Universidad”, expresó Paloma, quien cuenta con apenas 19 años.
La futura ingeniera y precursora de la idea, quien tuvo la oportunidad de producir ambas ediciones, siente que el Magno Evento 2 superó todas las expectativas que habían soñado como colectivo.
“Logramos conseguir promoción, donaciones, se trabajó mucho más en equipo, se trabajó más la contribución con la Universidad, fue algo que superó todo lo que pensábamos que se podía lograr con nosotros mismos como estudiantes llevando un proyecto. Pudimos comunicarle a la comunidad, ir a la radio, superó al 200 por ciento lo que había sido el primer evento”, aseguró, al tiempo que enfatizó que todos los alumnos se esforzaron en cada una de las tareas asignadas.
Uno de esos ejemplos fue la labor que realizó María Angélica, quien tuvo a su cargo el Comité de Actuación, lo que resultó un reto a la hora de trabajar con la dicción, proyección y movimientos escénicos con jóvenes que nunca habían tenido experiencia en esa faceta dramática.
“Es una satisfacción emocional, es como sentirte realizado, por lo menos de mi parte siempre me había gustado trabajar con gente, trabajar al frente, expresarme, trabajé en oratoria, pero en una actividad de este calibre que reúne a tantos estudiantes, de tantas facultades, de tantas edades y de tantas realidades. Para mí, poder buscar ese rato, reunirlos a todos, hacer un trabajo y que se dé el fruto, a mí me hizo crecer muchísimo, me encantó y si hubiese una segunda, yo digo que sí”, reveló la estudiante de Sicología.
De igual forma, José Luis, quien integró el grupo de Publicidad, admitió ser ahora una persona más culta y sentirse más preparado para enfrentar la vida. El colegial, que estudia Artes Plásticas, enfatizó en la parte humana y de confraternización que se desarrolla en el proceso.
“Hice muchas amistades, al principio no se conocía nadie y ahora somos una familia. Fue trabajoso, nos dimos unas cuantas amanecidas, pero vale la pena, sobre todo, conocer alguien a fondo y sentir que son tus hermanos”, reconoció.
De acuerdo con la profesora González Quevedo, la labor que realizaron estos jóvenes como actores, bailarines, cantantes, músicos, maestros de ceremonia, escenógrafos, luminotécnicos, maquillistas, vestuaristas, sonidistas, productores y artistas, entre muchos otros sombreros, son el ejemplo perfecto de lo que debe aspirar el País como líderes y como esperanza, una misión que desde hace mucho forma parte de su agenda como educadora.
“Yo quisiera que Mayagüez empezase a conocerse como un Recinto que a pesar de ser técnico como es la Ingeniería, que posiblemente es lo que más nombre nos ha dado, ya es un Recinto donde las artes transforman al ser humano. Ya nosotros estamos graduando ingenieros, químicos, físicos, artistas plásticos, con una sensibilidad total, y yo también enfatizo mucho que las artes son ciencias, así que no hay que hacer división, la ciencia sin arte es algo frío, robótico… y el arte sin ciencia es imposible. Todo este tipo de interacción nos hace a los seres humanos los más excelsos de la creación y los más maravillosos, y eso es lo que queremos nosotros, realzar en nuestro estudiantado”, destacó la catedrática, quien espera continuar con esta producción al menos una vez al año.
Vídeo Reportaje
La doctora Lydia Margarita González Quevedo, a la derecha, comparte con una de las estudiantes participantes.
Un grupo de jóvenes bailó la danza puertorriqueña Recuerdos de mi Borinquen.
Los estudiantes pusieron a prueba su talento dramático a través de varias obras.
La declamación de varios poemas de De Diego también formaron parte del ofrecimiento artístico.
La actividad culminó con una gran fiesta al ritmo de plena.
Fotos José Luis Vélez / Especial para Prensa RUM
Galería de fotos
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