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viernes, 20 de mayo de 2011
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El doctor Omar Ruiz Irizarry.
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Muchos, en su querido Colegio de Administración de Empresas (ADEM), le llamaban “Father”. Y no era para menos, pues fue una figura importante en la gestación y nacimiento de la Facultad más joven del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM).
Su nobleza, disposición y rectitud, ahora forman parte del gran recuerdo que tienen los compañeros y amigos del doctor Omar Ruiz Irizarry, exdecano de la facultad antes mencionada, quien falleció la pasada semana a los 80 años, tras una fructífera vida dedicada a su amado Colegio.
“Lamentamos profundamente la pérdida del doctor Ruiz Irizarry, cuya aportación nos permitió abrir puertas en la educación relacionada con la Administración de Empresas. En nombre de la familia colegial nuestro más profundo pésame a los familiares y amigos de este excelente educador”, sostuvo el doctor Jorge Rivera Santos, rector interino del RUM en una misiva circulada a la comunidad universitaria.
También expresó sus condolencias el profesor Héctor Bravo Vick, actual decano de ADEM, quien afirmó que Ruiz Irizarry fue “el pilar mayor que hemos tenido en nuestro Colegio de Administración de Empresas”.
Luego de obtener su Maestría en Administración de Empresas con una beca de Fomento Industrial, este incansable educador, comenzó a laborar en el entonces Colegio de Agricultura y Artes Mecánicas en 1954 como instructor en el Departamento de Estudios Generales. Así, comenzó una carrera de servicio en la que se desempeñó como ayudante especial del segundo rector del RUM, doctor Fred Soltero Harrington; decano asociado de Estudiantes, del 1973 al 1974; decano interino de Estudiantes, del 1974 al 1975; y decano de ADEM, del 1975 al 1986, entre otros puestos administrativos que incluyeron ser decano interino de ADEM por varios periodos.
“Siempre que se necesitó lo tuvimos, fue el eterno decano de Administración de Empresas, el que nunca, nunca se desprendió de nuestra Facultad. El caballero noble, con sangre verde de Empresas, se nos fue, pero nos dejó un legado de rectitud y compromiso”, sostuvo Bravo Vick.
A Ruiz Irizarry se le otorgó el grado de Doctor Honoris Causa en Administración de Empresas durante una ceremonia académica que se llevó a cabo con motivo del septuagésimoquinto aniversario del Colegio en 1986. Este honor se le concedió por su meritoria hoja de servicio y la aportación en la elaboración del plan maestro que propició la fundación de la Facultad de ADEM.
“Él estaba muy emocionado porque decía que no merecía tanto”, relató doña Elvira Maldonado, viuda de Ruiz Irizarry, con quien estuvo casado por 59 años.
Esta expresión, en un momento tan importante de su vida, reflejaba una de sus características: su humildad, según relató Maldonado a Prensa RUM. “Era muy reservado, pensaba mucho, pero no hablaba mucho, era una persona muy humilde”, indicó.
Luego de acogerse a la jubilación, Ruiz Irizarry continuó sirviendo al Colegio en otras áreas administrativas y en la docencia. En esa oportunidad, dirigió la Escuela Graduada de ADEM, en 1989; nuevamente se desempeñó como decano interino de ADEM, en 1990 y decano interino de Asuntos Académicos en el 1997, entre otras funciones que incluyeron la docencia hasta el 22 de diciembre de 2000.
“Por poco y no hay quien lo saque del Colegio, porque lo adoraba”, expresó Maldonado, quien también es jubilada del RUM. Agregó que cuando supuestamente iban a viajar porque ambos se habían retirado, el entonces presidente de la Universidad de Puerto Rico, doctor Norman Maldonado, le solicitó que continuara ayudando a la institución, y así los hizo con el compromiso que lo caracterizaba.
“El amor por el Colegio lo predicaba con el ejemplo”, expresó, por su parte, Rafael Omar Ruiz Maldonado sobre su progenitor, quien según indicó les inculcó, tanto a él como a sus hermanas Janette, Yolanda y Noemí, el valor de la educación.
“El mejor legado que nos dejó, además de preocuparse porque tuviéramos la mejor educación, fue un ejemplo de amor y dedicación al trabajo. Fue una persona recta, moral y se preocupó por tratar bien a la gente”, agregó el también Coordinador de Servicios Técnicos del Centro de Investigación y Desarrollo del RUM.
Y esa herencia trascendió las fronteras familiares para llegar hasta el Recinto y en especial a sus compañeros de ADEM que le rememoraron, en una semblanza escrita por Yadhira Sepúlveda.
“Omar se va, pero su recuerdo y consejos perduran en nuestros corazones. Fue todo un caballero de palabras nobles, con sangre verde, siempre dispuesto a interrumpir su tan merecido retiro y cubrir la vacante como interino. Tenía el don de dirigir con rectitud; con justicia. Dejaba florecer los talentos y actuaba con prudencia en situaciones difíciles. Ha pasado un gran ser humano por nuestros caminos, y la hora de su descanso eterno ha llegado”, decía la semblanza que fue leída en un acto ecuménico previo a su funeral.
Además de su excelente gestión profesional, Ruiz Irizarry se destacó como artesano tallador. Sus obras, en su mayoría de motivos espirituales, adornan muchas residencias. Al igual que transformó muchos pedazos de madera que convirtió en obras de arte; su empeño, bondad, y tenacidad impactaron a sus estudiantes, compañeros, amigos y familiares que hoy llevan tallado en sus memorias su grato recuerdo. Descanse en paz.
El doctor Omar Ruiz, primero a la izquierda, durante una reunión de la Junta Administrativa en compañía de otros decanos y directores de principios de la década del ochenta. (Foto de archivo)
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