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viernes, 18 de febrero de 2011
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El doctor David Ballantine muestra parte de la colección del Herbario Marino Puertorriqueño ubicado en la Isla Magueyes. |
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El científico y estudioso de la taxonomía y ecología de las algas marinas, doctor David Ballantine, no considera que descubrir una nueva especie sea una gran hazaña, pues se trata de un trabajo cotidiano que ha realizado por las pasadas décadas como parte de su carrera académica en la que ha logrado revelar y describir más de 50 variedades en los arrecifes de coral puertorriqueños.
Por eso, para el catedrático del Departamento de Ciencias Marinas del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), su hallazgo del alga Cresia opalescens, más allá de proporcionarle algún tipo de reconocimiento, es una gesta que da continuidad a toda una trayectoria de aportación a la biodiversidad.
Según relató a Prensa RUM desde su laboratorio en Isla Magueyes, el descubrimiento de la planta marina se dio como parte de un estudio multidisciplinario de cinco años auspiciado por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) en colaboración con la facultad de Ciencias Marinas y otros científicos. De hecho, en honor a las siglas del proyecto, conocido como Coral Reef Ecosystem Studies (CRES), se nombró la especie Cresia, que tiene un tamaño de cinco milímetros, es de color rojo iridiscente y tiene apariencia de una gema preciosa, por lo cual adquirió la segunda denominación de opalescens.
“En este caso, se trata de un nuevo género que no había sido descubierto. Con esta alga en particular, nosotros asumimos que era del género Chrysemenia y que tenía todos sus atributos morfológicos y reproductivos, pero cuando las examinamos molecularmente descubrimos que no pertenecía a ése, sino a uno no descrito de una subfamilia completamente distinta dentro de las algas rojas”, aseguró el doctor Ballantine.
El catedrático destacó la participación de su estudiante graduado Héctor Ruiz, quien colabora bajo su tutela hace unos años y cuya aportación a los distintos proyectos ha sido invaluable no solo como investigador, sino como fotógrafo. A juicio de su mentor, el alumno doctoral de Ciencias Marinas posee una destreza única para observar y hallar especies.
“Esta alga en particular mide solo cinco milímetros, crece en unos lugares de los arrecifes donde una persona normal jamás la hubiera visto y la encontró Héctor, quien tiene una excelente visión e instinto para colectar en el campo. Muchas de las especies nuevas que hemos descrito en los últimos años, las ha encontrado él, tal vez uno de los mejores colectores que he conocido”, reiteró Ballantine, al tiempo que agregó que Ruiz se ha desarrollado de manera autodidacta e impresionante en el campo de la fotografía submarina.
De hecho, la Cresia opalescens apareció en el arrecife Media Luna de La Parguera a unos 20 metros de profundidad. Según se describe en la página de internet del Center for Sponsored Coastal Ocean Research de la NOAA, la nueva especie pertenece a la división de algas rojas Rhodophyta que habitan en grietas y espacios diminutos de los arrecifes de coral. Las algas de esta denominación son las más numerosas y diversas de los grupos de plantas marinas con más de cuatro mil ejemplares conocidas. Éstas son sumamente importantes para los arrecifes por su producción de calcio.
Ambos científicos relataron su experiencia como parte del proyecto CRES, que les permitió integrar una investigación de gran envergadura, ya que pudieron obtener una visión exhaustiva del hábitat de los arrecifes de coral y las algas asociadas con éstos.
“El propósito principal era estudiar nueve arrecifes de La Parguera, para monitorearlos a distintas profundidades, interpretar cómo estaban de saludables los arrecifes. En nuestro caso, queríamos ver cómo se comportaban las algas a través del tiempo, ya que a diferencia de los arrecifes, las algas no son tan conspicuas porque están a merced de los depredadores, por eso hay que mirar un poco más de cerca y ese estudio lo permitió”, enfatizó Ruiz.
Por otro lado, el profesor de Ciencias Marinas también destacó el proyecto de investigación más reciente que realiza con el auspicio de CRES, pero esta vez en busca de arrecifes de coral y algas en profundidades del mar que van desde 50 hasta 100 metros y que requieren entrenamiento y equipos sumamente especializados. De hecho, Ballantine enfatizó que el Departamento de Ciencias Marinas es uno de los pioneros en contar con un grupo de cinco buzos adiestrados, entre ellos su estudiante Héctor Ruiz, para realizar ese tipo de descenso tan profundo.
El biólogo marino agregó que los resultados de ese esfuerzo se producen constantemente y se darán a conocer eventualmente a través de simposios y en la literatura científica. De hecho, Ballantine posee una vasta experiencia documentando la flora de algas puertorriqueñas. Entre otras importantes publicaciones, es autor, junto a la doctora Nilda Aponte, directora del Departamento de Ciencias Marinas, del inventario de algas marinas puertorriqueñas A Checklist of the Benthic Marine Algae Known to Puerto Rico, Second Revision. La versión electrónica se encuentra en la página del Departamento de Ciencias Marinas: http://www.uprm.edu/cima/HerbariumlWeb.htm.
“Creo que la importancia de la Cresia, al igual que todas las demás, tiene que ver con la biodiversidad. Es impresionante, con el gran número de personas que estudian distintos grupos de animales y plantas, la cantidad de nuevas especies que se descubren constantemente. Muchas de éstas, particularmente las plantas, tienen potencial biológico, medicinal, para reservas, con diferentes reacciones bioquímicas que ocurren y algunas de ellas producen agentes contra el cáncer, por mencionar solo uno”, manifestó Ballantine, quien se encuentra en etapa de revisión del inventario de algas junto a su alumno graduado, Ruiz.
Precisamente, para el estudiante doctoral con especialización en ecología de algas, una de las mayores lecciones que ha recibido de su mentor y de todo el proceso de su carrera graduada es el legado que dejan a la ciencia al documentar todas estas nuevas especies.
“Muchas de las algas las utilizan para extraer químicos que son buenos para la medicina o para otras aplicaciones, con el catálogo de lo que tenemos sabes dónde las colectamos, a qué profundidad, las coordenadas y la fecha. Si hay que buscar esa alga nuevamente es más fácil, hay mejor probabilidad de conseguirla nuevamente”, declaró el alumno defensor de las algas, a las que considera preciosas por sus diversas formas y colores.
Coincidió con él su mentor, quien se mostró preocupado por la eventual desaparición del sistema educativo convencional que prepara a los científicos para descubrir y dejar ese legado a las futuras generaciones.
“El estudio de la biodiversidad es muy importante porque es saber qué existe en nuestro planeta antes de que le hagamos daño y esas cosas desaparezcan sin ser siquiera descubiertas. Se trata de un organismo único que ha evolucionado. Esto que heredamos en el campo de la biología es la necesidad de saber lo que es la biodiversidad y nosotros hemos descrito muchísimas al mismo tiempo que estamos cruzando fronteras hacia aguas más y más profundas, donde muy poca gente puede llegar por la falta de acceso a adiestramiento y equipo necesarios”, puntualizó Ballantine.
La nueva especie de alga Cresia opalescens es el más reciente descubrimiento del equipo de investigadores.
Desde la izquierda, el doctor David Ballantine acompañado por el alumno graduado Héctor Ruiz.
Fotos por Carlos Díaz / Prensa RUM
Una de las algas documentadas y descritas como parte del trabajo de campo de los científicos.
A juicio del experto en la taxonomía y ecología de las algas marinas, el estudio de éstas aporta un legado a la biodiversidad.
Fotos suministradas
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