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miércoles, 24 de noviembre de 2010
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Desde la izquierda, José Hernández y Michael Foreman, astronautas que visitaron Mayagüez para relatar sus experiencias. |
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Para lograr sus sueños de convertirse en astronautas, tuvieron que estudiar, perseverar, trabajar duro y cuando finalmente estaban listos para alcanzar lo que tanto anhelaban, les tocó intentarlo nuevamente; y luego una vez más y después en muchísimas ocasiones más... En fin, ser pacientes y decididos hasta que llegaron a su meta: las estrellas.
Se trata de la experiencia que relataron los astronautas Michael J. Foreman y José M. Hernández, a un nutrido grupo de estudiantes de nivel primario e intermedio que acudió al Teatro Yagüez para escuchar las singulares historias de estos especialistas en misiones espaciales de la Administración Nacional para la Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés).
En sus interesantes relatos de tenacidad, que dejaron muy atentos a grandes y chicos, los astronautas contaron cómo sus solicitudes para ingresar al programa de astronautas de la NASA fueron rechazadas, en el caso de Hernández por 12 años y en la experiencia de Foreman por 11 años.
“Imagínense si la primera o segunda vez que solicitamos, nos hubiéramos dado por vencidos, no estuviéramos aquí, aunque hubiese sido la quinta o sexta vez, no estuviéramos aquí. La lección de todo esto es la perseverancia, uno tiene que seguir adelante con sus metas. Pero que no sea perseverancia ciega, cuando intente algo hay que analizar por qué fallé y luego decir qué hago diferente, cómo me preparo mejor… Si hacen eso todo el tiempo, yo les aseguro que cualquier meta que quieran lograr, tarde o temprano, la van a lograr”, dijo Hernández, quien participó, el año pasado, en la misión denominada STS-128 del Discovery.
De igual manera se expresó Foreman, quien a la séptima solicitud que le rechazaron pensaba, "no hay manera en que me consideren para ser astronauta, pero voy a solicitar nuevamente porque es lo que realmente quiero hacer". Así lo hizo y tras pasar por los exámenes médicos y entrevistas, fue seleccionado.
"Esa era la octava ocasión en la que solicitaba para ser un astronauta... Así que el mensaje es que si tienes una meta, mantenla hasta que la cumplas. Tienen que esforzarse y trabajar fuerte para llegar hasta sus metas, sueñen en grande", expresó, por su parte, Foreman, quien participó en las misiones llamadas STS 123 y STS 129.
Con la educación es posible
Aparte de ser dos ejemplos de perseverancia, los testimonios de estos astronautas coinciden en que ambos quisieron viajar al espacio desde pequeños. Tenían entre siete a ocho años, cuando en sus respectivos entornos comenzaron a acariciar la idea de volar más alto.
“Lo que yo quiero hacer aquí es darles la licencia para soñar y decirles que con la educación, ese sueño se puede convertir en realidad”, dijo Hernández, de origen mexicano y de familia humilde, quien expresó que fueron tres los eventos que aumentaron su interés de visitar las estrellas.
En primer lugar, explicó que su familia vivía nueve meses del año en los Estados Unidos para trabajar en las cosechas. Tanto en los veranos, como los fines de semana los niños también se integraban a las labores. Fue así que comenzó a contemplar la inmensidad del cielo. "Cuando nos levantábamos en la mañana estaba oscuro, mientras íbamos a los campos y veía el cielo oscuro, y en los días que no había luna se veían las estrellas bien claras. Eso fue lo que comenzó ese deseo en mí de decir: 'yo quiero ser un astronauta e ir a las estrellas' ", señaló Hernández.
El segundo evento que exacerbó ese deseo de ir al espacio, fue cuando, ya a sus 10 años, vio por televisión las caminatas del hombre en la Luna, como parte de la etapa final del programa Apolo. Recuerda que su familia tenía un televisor blanco y negro, que tenía problemas para mantenerse en sintonía. Como él era el menor de la familia, su papá le pedía que moviera la antena y en muchas ocasiones se tenía que quedar parado sosteniéndola, para que en efecto se pudiera ver bien el espacial evento.
"Ahora le digo a mis hermanos mayores, 'ya ven, si ustedes hubiesen aguantado la antena, porque me hice astronauta por osmosis', la señal estaba pasando por mi cuerpo y me programé para ser astronauta", dijo en forma jocosa el especialista de la NASA.
Lo cierto es que cuando finalmente podía soltar la antena, se embelesaba en lo que veía en la pantalla chica. "Veía a los hombres caminando en la luna, parecía que caminaban en cámara lenta y yo quedaba fascinado. Luego, salía afuera y veía la luna llena y la contemplaba, se me hacía imposible. Ese fue el segundo evento en el que dije ‘yo quiero ser astronauta’ ", sostuvo Hernández.
El tercero, ocurrió mientras trabajaba en los campos. Ya cursaba su último año de escuela superior. En esa ocasión, escuchó por radio transistor que habían seleccionado al primer astronauta de origen hispano. Se trataba del doctor Franklin Chang Díaz, de origen costarricense.
"Yo dije si este vato puede, por qué yo no; si él pudo y vino de familia humilde, y ahora es astronauta, por qué yo no", puntualizó.
Asimismo, destacó el apoyo familiar que recibió para lograr su sueño. Aunque sus padres solo habían estudiado hasta tercer grado, siempre lo motivaron para que continuara educándose.
“Y papá nos decía luego de un día de trabajo en el campo, ‘¿cómo se sienten?’ Y nosotros le respondíamos: ‘pos cansados’. Entonces nos decía, yo no los voy a obligar a estudiar ni a hacer sus asignaciones, pero si no estudian esto es lo que les espera el resto de su vida, así que tomen su decisión”, relató el astronauta, quien estudió ingeniería eléctrica.
Cuando Foreman le dijo a su progenitor que quería ser astronauta y por lo tanto, entrar primero a la escuela de aviación, su papá le motivó a buscar más información y lo apoyó en sus aspiraciones.
“Yo crecí en Ohio y cuando era pequeño veía información sobre el programa espacial y me interesé por el tema. Busqué más información sobre los astronautas y me percaté que cuatro de los primeros siete astronautas eran aviadores navales, eran pilotos en el Navy o en los Marines. Así que decidí que eso ero lo que quería hacer, primero ser un piloto del Navy y luego astronauta”, expresó.
Fue así como completó sus estudios en ingeniería aeroespacial en la Academia Naval y luego, con paciencia y perseverancia, logró entrar al programa de astronautas.
Ambos especialistas presentaron vídeos de sus misiones en el espacio, al tiempo que explicaron detalles del interior de las naves y los propósitos de sus viajes.
En el caso de Foreman, sus misiones consistieron en llevar materiales y equipos a la Estación Internacional Espacial. “Tuve la fortuna de hacer cinco caminatas espaciales: tres en la primera misión; dos en la segunda. La mejor experiencia para mí han sido las caminatas con el propósito de reparar la estación”, aseguró en un aparte con Prensa RUM.
En la experiencia de Hernández, además de acarrear suministros y materiales, también transportaban una astronauta para un cambio de tripulación en la Estación Espacial. Asimismo, llevaron a cabo tres caminatas en el espacio.
El evento educativo fue auspiciado por el Puerto Rico Nasa Grant Consortium, entidad cuyo objetivo es educar sobre temas asociados al espacio, según explicó el doctor Juan González Lagoa, director del Centro de Recursos para Ciencias e Ingeniería del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM).
“La importancia de esta visita es que tenemos a estos dos astronautas que vienen aquí a Puerto Rico y queremos llevar el mensaje, particularmente a los maestros y los niños de Puerto Rico, que estas personas son intrépidos viajantes en el espacio y las cosas que ellos pueden hacer en beneficio de la humanidad”, señaló González Lagoa, quien coordinó la visita.
Por su parte, el rector del RUM, doctor Miguel A. Muñoz, les dio la bienvenida al Recinto y a Mayagüez a los dos especialistas de NASA.
“Estas personas son pioneros en las ciencias aeroespaciales y son un ejemplo para la juventud puertorriqueña y para nosotros. Yo creo que todos, de niños, soñamos con ser astronautas, cuando hemos visto los eventos y los alcances y los pasos gigantescos que ha dado la humanidad. Esos científicos, estos astronautas son ciudadanos del universo, porque ellos han tenido la oportunidad que la mayoría de la gente de la Tierra no va a poder tener y es poder remontarse al espacio”, sostuvo el Rector.
Vídeo Reportaje
Michael Foreman se dirigió a cientos de jovencitos en una actividad que se llevó a cabo en el Teatro Yagüez.
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El rector del RUM, doctor Miguel A. Muñoz, les dio la bienvenida a los especialistas de la NASA. |
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El doctor Juan G. González Lagoa, afiliado del Puerto Rico Space Grant Consortium, fue el coordinador del evento educativo. |
Los estudiantes aprovecharon la oportunidad para tomarse fotos con el astronauta José Hernández.
Fotos Carlos Díaz / Prensa RUM
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