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viernes, 17 de septiembre de 2010
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Impresionante vista del Huracán Earl tomada desde el avión caza huracanes de la NOAA. |
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Justo en el pico de la temporada activa de fenómenos atmosféricos tropicales, Yaítza Luna Cruz cumplió uno de sus grandes sueños: ser parte del equipo de científicos en una misión de huracanes y conocer a uno de cerca. De paso, plantó bandera colegial y boricua a cientos de pies de altura.
Esta egresada del Departamento de Física del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) logró la gesta recientemente cuando tuvo la oportunidad de volar e investigar el Huracán Earl en el avión caza huracanes del Centro de Ciencias Atmosféricas de la Administración Nacional Oceanográfica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés). El proyecto tiene como objetivo entender mejor cómo se forman las tormentas tropicales y cómo se transforman en huracanes intensos.
“Mi primer huracán, al que vi nacer, crecer, intensificarse y, poco a poco, morir, fue Earl. No hay palabras que describan la emoción que sentí al ver el ojo por primera vez. Es totalmente mágico, luego de una turbulencia tan fuerte al traspasar las paredes del ojo, se siente una calma increíble, es como otra dimensión. Es hermoso ver el sol, la pared de nubes que te rodea y el océano. Definitivamente, el tiempo se detiene en ese momento, son apenas de cuatro a cinco minutos, pero sientes que fue mucho más”, describe Yaítza con un tono más poético que científico, por la evidente emoción.
La joven meteoróloga, quien realizó su bachillerato y maestría en Física en el RUM, y también fue una de las primeras estudiantes en completar la secuencia curricular de Ciencias Atmosféricas y Meteorología en el 2008, actualmente cursa su tercer año de doctorado en la Howard University, de Washington, D.C.
De hecho, todo ese bagaje le abrió las puertas para ser parte de esta importante misión, que se originó en el verano del 2009 cuando fue seleccionada para participar en el Student Airborne Reseach Program (SARP) de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio de Estados Unidos (NASA, por sus siglas en inglés).
Según explicó Yaítza, en su experiencia en SARP utilizó el avión DC-8 como plataforma para estudiar fenómenos atmosféricos del área de California. Esa misma nave ha sido precisamente en la cual la colegial ha trabajado para esta misión que comenzó el 1ro de agosto y culminará el próximo 30 de septiembre.
Durante su estancia en el proyecto, que es un esfuerzo conjunto de la NASA, la NOAA y el National Center for Atmospheric Research (NCAR), ha formado parte del equipo de microfísica de la NCAR bajo la supervisión del doctor Andy Heymsfield. Llena de orgullo, la cidreña destacó que es la única puertorriqueña y latina del grupo.
“Mi función es controlar y monitorear un total de seis instrumentos dedicados a estudiar las propiedades de las nubes de ciclones tropicales. La temporada ha sido una bastante activa y al día de hoy he realizado un total de nueve vuelos de ocho a 10 horas cada uno. Siento una enorme responsabilidad en mis hombros, pero ser motivo de orgullo para mi familia que tanto se sacrificó para que yo llegara aquí, recompensa todo”, reiteró.
Y, ¿qué motivó a esta boricua a interesarse en la meteorología? preguntó Prensa RUM.
“Desde pequeña he sentido una pasión por la física y un deseo constante de entender cómo funcionan las cosas. Siempre he dicho que si Dios me dio el don de entender la ciencia, tengo que utilizarlo para servir y ayudar a la sociedad. En ese sentido, la combinación de la física, las ciencias atmosféricas y la meteorología me brindan esa oportunidad, ya que es una disciplina que nos afecta directamente las 24 horas del día, los 365 días del año y puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte de una persona. Ser parte de ese objetivo, contribuir a salvar vida y propiedad es mi mayor interés”, aseguró la científica.
Yaítza agregó que se trata de una disciplina en la que aún falta mucho por conocer y en la que se necesitan muchas observaciones para entender más los fenómenos locales y su relación con otros a escalas más grandes. Admitió que se ha avanzado grandemente en los modelos de predicción del tiempo, no obstante, todavía hay mucha incertidumbre.
A la alumna graduada, quien se especializa actualmente en física de la atmósfera bajo la mentoría del doctor Gregory Jenkins, le llaman la atención los procesos de radiación y la física de las nubes, así como los efectos de los aerosoles como el polvo del Sahara en estas dos áreas.
“Mi mayor aportación sería tratar de buscar esas respuestas que tanta falta hacen para mejorar la inicialización de los modelos que predicen la trayectoria e intensificación de ciclones tropicales y hasta de fenómenos más pequeños a nivel local”, reveló la física a quien le encantaría “volver a casa” e integrar la facultad colegial.
Cuando mira todo lo que ha alcanzado a sus 30 años, Yaítza no tiene sino palabras de agradecimiento a la que considera más que su alma máter. Atesora especialmente todo el cúmulo de memorias que vivió como los internados de investigación, la experiencia de servir como instructora de laboratorios, la oportunidad de realizar demostraciones de física en las escuelas, de trabajar en el Laboratorio de Oceanografía Bio-Óptica en Isla Magueyes y de ser la primera presidenta de lo que es hoy la exitosa Sociedad Meteorológica de Puerto Rico.
“Son solo algunas de las experiencias que formaron parte crucial de la mujer que soy hoy. A nivel académico, desarrollé un sentido de responsabilidad de hacer buena ciencia y a nivel personal, una motivación genuina de ser una mejor persona cada día”, puntualizó.
La egresada colegial, Yaítza Luna Cruz, integra el equipo de científicos de una misión para investigar huracanes.
Esto es lo que se observó cuando el avión traspasó las paredes del ojo de Earl, y se logró apreciar el sol y una pared de nubes.
Logo de la misión en la que Yaítza es la única puertorriqueña y latina del grupo de trabajo.
La bandera boricua en la cabina del avión caza huracanes atestigua la presencia de la joven cidreña en la expedición.
Fotos suministradas
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