Un grupo de estudiantes del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) concluyó su participación en el proyecto Experiencias de investigación y acción participativa en comunidades puertorriqueñas. La iniciativa es parte del trabajo que se realiza desde el Instituto Universitario para el Desarrollo de las Comunidades (IUDC) que dirige la profesora Luisa Seijo.

Los jóvenes presentaron los hallazgos de su actividad académica en 60 comunidades de distintas partes en Puerto Rico. Entre ellas, y por primera vez, en Cerca del Cielo, en Ponce; y San José, en Mayagüez. Los esfuerzos comenzaron en febrero de 2010 y se extendieron por alrededor de cuatro meses.

“Los estudiantes y las estudiantes aprenden de las experiencias, tradiciones y destrezas de las comunidades, lo que se conoce como la sabiduría popular. Los residentes y las residentes se benefician de los conocimientos técnicos y científicos para transformar las situaciones que provocan dificultades en la vida cotidiana, en asuntos de infraestructura, salud, convivencia, así como en los reclamos ante situaciones de injusticia que se viven”, explicó la catedrática de Ciencias Sociales.

De esta manera, los colegiales desarrollaron propuestas para mejorar la infraestructura y habilitar las instalaciones con las que cuentan las comunidades. Ese fue el caso de Leslie Carlo, estudiante de Biología, a quien le preocupó el poco uso que hacían los residentes de las instalaciones deportivas y hasta de la Biblioteca. Para ello, ofreció tutorías gratis y orientó a los visitantes de la Biblioteca en el manejo de las computadoras como una herramienta educativa.

Otra historia de éxito fue la que compartió el grupo que trabajó en la comunidad Rubias de Yauco. El principal inconveniente que aqueja a este sector es lo distante que queda del resto de la ciudad, así como dificultades con el sistema de acueductos y problemas de salud. La intervención de los alumnos recibió una gran acogida de los residentes, quienes participaron en las diversas iniciativas propuestas, y aseguraron que el trabajo continuará.

De otra parte, en Mayagüez, tres de las comunidades impactadas fueron las de Mayagüez Terrace, San José y Río Cañas Arriba. En la primera, Sheily Virella indicó que el enfoque fue atender la problemática de la falta de estacionamientos y el desagüe de las aguas pluviales que inundan sus vías principales. Según describió, la participación de los residentes es vital para lograr transformar el sector.

De manera similar, en San José, Sylueni Acosta identificó la falta de interés del gobierno para atender la situación de los caballos realengos y desarrollar algún acceso alterno para la comunidad. Allí, los líderes comunitarios habían iniciado un censo que reveló las prioridades de los residentes.

Por otro lado, en Río Cañas Arriba, el impulso de actividades culturales, tutorías para los niños y una feria de salud fue la respuesta de los universitarios para desarrollar la unidad entre los residentes. Así, por ejemplo, mediante “Ocupa tu Museo”, la comunidad se acercó al centro cultural para participar de una actividad social.

En Añasco Playa, el trabajo de Elizabeth González y Yeilimar González fue acercarse a los jóvenes para desarrollar actividades y lograr que el huerto casero que ya estaba allí les permitiera sufragar algunas de sus necesidades. Entre sus estrategias, se gestionó ubicar en el lugar un vagón que habilitarán con computadoras para el beneficio de los residentes.

“Esto es más que una iniciativa, una visión. No podemos olvidar de dónde salimos y dar por gracia lo que hemos recibido. Yo veo algo que está mal y lo señalo. Cada vez que pretenden levantar un proyecto que afectaría a nuestra comunidad, nos levantamos y vamos contra eso. No podemos pretender que otros lo hagan”, indicó Crispín González, líder comunitario.

Ocho años con el pueblo

El Instituto responde a la inquietud de desarrollar alternativas que fortalecieran el aprendizaje del estudiantado. Así, el 8 de febrero de 2003 comenzaron el trabajo en 22 comunidades de distintas partes de la Isla, y poco a poco la cantidad de colaboradores docentes ha ido en aumento.

“En este proyecto colaboran profesores y profesoras tanto del RUM como de otros Recintos. Contamos con iniciativas interdisciplinarias, por lo que el trabajo es diverso. Para nosotros, lo medular de este proyecto ha sido el apoyo de la facultad, de la gerencia académica de la Universidad, que siempre ha apoyado las iniciativas, y sobre todo, el compromiso del liderato comunitario que son los mentores que guían al estudiantado en el trabajo”, afirmó Seijo.

Con ella coincidió la doctora Sonia Bartolomei, del Departamento de Ingeniería Industrial, quien afirmó que la aportación del Instituto reside en formar profesionales en Puerto Rico que tengan la sensibilidad necesaria para que sientan por los demás.

Asimismo, el doctor Benjamín Colucci, uno de los miembros fundadores del Instituto, habló acerca de la importancia de desarrollar la autogestión en las comunidades mediante una coordinación estratégica entre la Academia y los residentes.

“Se trata de que participemos todos en equipo. Aquí se les dan las herramientas básicas, se identifica la necesidad, se trata de que los estudiantes desarrollen una vocación sin pensar en una nota, sino en pensar en el otro”, reiteró el decano interino de la Facultad de Ingeniería del RUM.

Con una trayectoria que ya suma ocho años de acción participativa, el IUDC continúa desarrollando la vocación de servicio en los alumnos que tienen la oportunidad de trabajar en sectores con necesidad.

La profesora Luisa Seijo dirige el Instituto Universitario para el Desarrollo de las Comunidades del RUM.

Entre los colaboradores docentes del proyecto se encuentran los doctores Benjamín Colucci y Sonia Bartolomei de la Facultad de Ingeniería del RUM.

Elizabeth González y Yeilimar González presentaron los hallazgos de sus experiencias de investigación y acción participativa. Les acompaña, Crispín González, líder de la comunidad Añasco Playa.

Fotos: Dr. Fernando Gilbes / Departamento de Geología RUM