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viernes, 13 de agosto de 2010
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Los niños disfrutaron mucho la experiencia de poder interactuar con organismos marinos. |
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El mar causa fascinación desde tiempos antiguos. Esta vasta extensión de agua ha sido inspiración en la literatura y en las artes plásticas; motivo de investigación en el campo de la ciencia; y fuente de recreación y de alimento. Aún hoy, provoca sorpresa y desata interés.
Como respuesta a ese interés y a la necesidad que tiene el público de información confiable sobre los recursos marinos y costeros, el Programa Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico, con sede en el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), junto al Departamento de Ciencias Marinas y a los pescadores de La Parguera, llevó a cabo la Aventura marina en el Festival del Pescao.
Cientos de visitantes de La Parguera observaron, el pasado 24 de julio, las exhibiciones sobre organismos marinos y escucharon al reconocido oceanógrafo, doctor Juan G. González Lagoa, expresarse sobre las particularidades de las bahías bioluminiscentes. También, recibieron charlas acerca de los manglares, de los arrecifes de coral, de las praderas de yerba y de las algas.
“La idea era involucrar a la comunidad de pescadores de La Parguera en la tarea de educar a la ciudadanía en aspectos relacionados con el uso sustentable y a la conservación de nuestros recursos. Les sugerí (a los pescadores) que podíamos dedicar el espacio del sábado por la tarde en el Festival del Pescao, a la educación marina. Fue todo un éxito. Los empleados y los estudiantes de Ciencias Marinas se involucraron en el desarrollo de la actividad y el público aprendió y disfrutó muchísimo”, expresó Ruperto Chaparro, director del Sea Grant.
Agregó que los niños se maravillaban al ver a los peces león en peceras y contemplar de cerca los organismos invertebrados como: el pulpo, la estrella de mar, la casiopea y el pepino de mar. A lo largo de la tarde, un nutrido grupo de educadores del Sea Grant y de estudiantes graduados de Ciencias Marinas le explicaron al público las características de los ecosistemas marinos y costeros. Resaltaron, también, la importancia de protegerlos y de utilizarlos sabiamente. Asimismo, grandes y chicos tuvieron acceso a hojas sueltas, libros, revistas y folletos relacionados con temas ambientales, mientras observaban vídeos educativos.
“Mantener el contacto con la comunidad a la que pertenecemos y llevar al público conocimiento sobre seguridad, conservación, protección y aprecio de nuestros recursos naturales fueron las razones que tuvimos para colaborar con el desarrollo de esta actividad. Quisimos aprovechar este espacio para llegar a la juventud, para que, desde temprano, comprendan la importancia de conservar nuestros recursos. Somos una Isla y el recurso marino nos rodea por todas partes”, indicó, por su parte, la doctora Nilda Aponte, directora del Departamento de Ciencias Marinas.
Durante la jornada educativa, los participantes, especialmente los niños, tomaron en sus manos algunas muestras de hojas de mangle, tocaron, de forma supervisada, la estrella de mar; y aprendieron junto al buzo y pescador, Godoberto López, cuál era el equipo necesario para bucear de forma segura y el uso apropiado del mismo.
“Para mí, la Aventura marina es una actividad bien productiva porque educa directamente a la comunidad y lleva a las personas a tener una experiencia viva y única con muchos de los organismos que habitan en el mar y a los que generalmente no pueden acceder. La Aventura es una manera de llevar el aprendizaje a la vida y a la práctica; es una experiencia enriquecedora”, comentó la doctora Delmis Alicea, encargada del Proyecto Guardarenas de Sea Grant.
En el evento, se dio una mezcla idónea de diversos factores: niños y niñas curiosos, adultos inquisitivos, estudiantes, académicos, pescadores, amantes del mar y un grupo de trabajo comprometido con la conservación de los recursos naturales. Fue una muestra más de cómo el mar provoca sorpresa y desata interés.
La primera Aventura marina del Sea Grant tuvo sus orígenes en el año 2005 y este verano regresó a su lugar de nacimiento, que fue precisamente La Parguera.
El doctor Juan González Lagoa (a la izquierda) orientó a los presentes sobre las particularidades de las bahías bioluminiscentes.
La Aventura Marina es una actividad que busca educar a la comunidad sobre la importancia de los recursos marinos.
El pez león fue uno de los protagonistas de la jornada educativa.
Fotos: Jannette Ramos García, colaboradora del CIEL
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