Mujeres virtuosas
Mujeres virtuosas
Por Idem Osorio
idem.osorio@upr.edu
PRENSA RUM

viernes, 19 de marzo de 2010

La lucha por erradicar la desigualdad por razón de género ha avanzado grandes pasos desde hace 100 años cuando comenzó a conmemorarse el Día Internacional de la Mujer, pero falta mucho por recorrer. Es por eso, que el Proyecto Mujeres Siempre Vivas y el Programa de Prevención de Violencia hacia las Mujeres del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), celebraron la fecha con una serie de actividades para crear conciencia sobre el tema.

En esta ocasión, la Semana de la Mujer tuvo lugar en varios escenarios del campus, del 8 al 12 de marzo, con eventos de repudio hacia la violencia doméstica, que además tuvieron como propósito promover la solidaridad entre las féminas colegiales.

“El Día Internacional de la Mujer comenzó a principios del siglo pasado, en el 1910, en conmemoración de 147 mujeres que murieron en una fábrica en el bajo Manhattan, cuyo dueño le prendió fuego con ellas adentro porque estaban reclamando mejores condiciones de trabajo. Estamos hablando de épocas en que las mujeres trabajaban corrido 12 y 14 horas, y que los niños y niñas acudían a los centros de trabajo”, relató la profesora Luisa Seijo Maldonado, directora de Mujeres Siempre Vivas.

Las actividades, iniciaron con un Asado de la liberación, en el que se quemaron algunos objetos que, a juicio de las organizadoras, representan la opresión a través de la historia. La agenda también incluyó las Estatuas vivientes: Mujeres importantes de la historia y mujeres asesinadas, personificadas por las integrantes del Proyecto en varias estampas alrededor del Recinto.

El cierre de la celebración constó del conversatorio Mujeres virtuosas en contra del machismo en el que tres sobrevivientes de violencia narraron sus historias de transformación.

“Al cabo de 100 años hemos avanzado, pero todavía hay mucha situación de desigualdad, de opresión, de exclusión de las mujeres de lo que son las esferas públicas, pero también hay mucha marginación y explotación en el ámbito de la familia. Es el ámbito donde se espera que la personas tengan paz, armonía, apoyo, tranquilidad, respeto”, aseguró Seijo Maldonado al tiempo que instó a la audiencia a escuchar con atención cómo algunas personas han enfrentado esas situaciones de violencia, cómo han transformado sus vidas y cómo trabajan para promover la transformación de otras mujeres.

Brenda Zapata, Coralis León y Elisa Marrero ofrecieron sus testimonios en el Auditorio de Administración de Empresas, donde los asistentes se asombraron por el arrojo, la valentía y el control que demostraron al confesar sus desgarradoras vivencias.

“Yo les voy a contar una historia, muchas veces las historias no tienen finales felices, pero hay que contarlas y llevarlas a otras personas para que tomen conciencia y no sean parte o víctimas de la violencia doméstica”, enfatizó Zapata al comienzo de su participación.

Entre otros consejos, la deponente mencionó la importancia de reforzar los valores en la crianza, especialmente de los hombres para evitar que sean futuros agresores. De igual forma, destacó los beneficios que encontró en el grupo de apoyo Mujeres Siempre Vivas.

“Llegué pensando que no valía nada y conseguí unas herramientas para poder lidiar con mi dolor, con mi tragedia. Aprendí a volver a darme valor; que nosotras somos virtuosas y tenemos el derecho de volver a comenzar”, recalcó Zapata.

León, por su parte, quien es estudiante del Colegio de Ciencias Agrícolas, reiteró que la violencia no tiene cara y que muchas veces es difícil hablar como víctima porque la sociedad tiende a criminalizarlas.

“Me di cuenta de lo valioso que es compartir con mujeres que han pasado situaciones parecidas a la mía. Es un proceso difícil, pero importante porque cambia vidas”, aseguró la joven, quien exhortó a sus pares a no quedarse calladas en situaciones por las que ellas o sus amistades hayan enfrentado la violencia.

Las tres sobrevivientes agradecieron al Proyecto Mujeres Siempre Vivas, no solo por el apoyo profesional sino por la oportunidad de compartir y ayudar a personas con historias muchas veces más dolorosas que las suyas.

Así lo expresó Marrero, quien destacó la importancia de brindar solidaridad en el proceso legal que conlleva romper con el círculo de la violencia. “Soy feliz ayudando a las que llegan al grupo, las acompaño al Tribunal, a buscar ayuda de la Procuradora, a buscar un abogado, si económicamente no pueden costearlo, en fin, en todos los trámites necesarios”.

Según explicó la profesora Seijo Maldonado, Siempre Vivas es una iniciativa de estudiantes del Recinto que en el 1997 decidieron organizarse y trabajar hacia el bienestar de las mujeres que viven en la violencia y que quieren salir de esta. El proyecto cuenta también con el programa Cultura de paz para los niños y niñas de las participantes.

Más información se encuentra en la página http://www.siemprevivas.org/home o al llamar al 787-832-4040, extensión 5852.

Las organizadoras de la celebración realizaron un Asado de la liberación, en el que exhibieron y quemaron algunos objetos que, a su juicio, representan la opresión.
Las organizadoras de la celebración realizaron un Asado de la liberación, en el que exhibieron y quemaron algunos objetos que, a su juicio, representan la opresión.

El Centro de Estudiantes fue uno de los lugares en el que las integrantes de Mujeres Siempre Vivas realizaron una manifestación en repudio a la violencia doméstica.
El Centro de Estudiantes fue uno de los lugares en el que las integrantes de Mujeres Siempre Vivas realizaron una manifestación en repudio a la violencia doméstica.

Brenda Zapata mencionó la importancia de reforzar los valores en la crianza.
Brenda Zapata mencionó la importancia de reforzar los valores en la crianza.

Corali León reiteró que la violencia no tiene rostro.
Corali León reiteró que la violencia no tiene rostro.

Elisa Marrero destacó la importancia de brindar solidaridad en el proceso legal que conlleva romper con el círculo de la violencia.
Elisa Marrero destacó la importancia de brindar solidaridad en el proceso legal que conlleva romper con el círculo de la violencia.

Fotos por Carlos Díaz / Prensa RUM