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viernes, 13 de marzo de 2009
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Las obras de la exposición Crónicas de un placer compartido incluyen dibujos, pinturas y otras técnicas. |
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Lo que comenzó como una propuesta espontánea y alucinante, emergida de la informalidad de un conversatorio, evolucionó a un Taller de lengua, sonido e imagen que ofrecieron los artistas José Antonio López y Antonio Martorell junto al historiador Gervasio García. Meses más tarde, pasó a ser la exposición Crónicas de un placer compartido, que reúne los trabajos realizados durante la vivencia interdisciplinaria del mismo nombre.
“Esta exposición es revivir la experiencia del taller, pero con la objetividad que te da el tiempo y la reubicación que representa otro espacio. Es fascinante ver todo el trabajo así desplazado; se ve diferente. Lo encuentras mejor que la primera vez, lo aprecias como si no fueras parte de él”, expresó el artista puertorriqueño Antonio Martorell refiriéndose a los trabajos del colectivo de participantes que involucró a profesores, estudiantes y miembros de la comunidad.
La apertura de esta exhibición, que tuvo lugar en la Galería de arte del Mayagüez Town Center, presentó las obras que recogen un repertorio variado de expresión musical, plástica, narrativa y poética, manifestado a través de dibujos, pinturas y otras técnicas.
“Con esta exposición, revivo lo que fue una experiencia maravillosa, sublime, indescriptible. El taller fue una comunión entre los que estuvimos allí, que nos enseñó a valorar la expresión artística en cualquiera de sus formas”, expresó la doctora Camille Cruz Martes, profesora del Departamento de Estudios Hispánicos, quien participó en el taller a través de la expresión poética.
A juicio del doctor Rafael Jackson, profesor del Departamento de Humanidades, los trabajos exhibidos son una ampliación de las posibilidades de la enseñanza del Arte.
“Con esta exposición se supera el carácter temporal del curso. Después de varios meses, podemos disfrutar de la experiencia interdisciplinaria en un espacio de muestra alternativo”, señaló.
De otra parte, el doctor José Antonio López, quien aportó el componente musical al taller, compartió con los presentes su experiencia de improvisar en un escenario donde las únicas pautas eran la creación y el deleite estético.
“Miren nada más donde estamos. Ahora veo como una realidad que hice arte con Martorell. Fue una experiencia única, por ejemplo, hilvanar los acordes impresionistas de un bolero que estaba escondido en los archivos de mi memoria y suscitar la creación de los presentes a través de diversas manifestaciones artísticas”, expresó el profesor de Humanidades.
La apertura contó con la presencia de la mayoría de los participantes, quienes expresaron la necesidad de redefinir el concepto tradicional del arte y ofrecer con más frecuencia este tipo de talleres a los estudiantes y a la comunidad en general.
“Todo el mundo tiene el potencial de crear y vivir el arte. Lo que hace falta es la oportunidad. Siempre existe una manera de colaborar en la expresión artística”, señaló Elvira del Toro Novales, quien se manifestó en el taller a través del baile.
La misma percepción tuvo el estudiante de Teoría del Arte, Andrés Arias, quien indicó que formó parte de la experiencia a través de sus destrezas en el campo de la grabación y el cine.
“Trabajé con la documentación del suceso. Particularmente, edité un vídeo que pasó a ser el documento oficial del Taller. Para mí fue una experiencia única ver, conjuntamente con los protagonistas, proyectado por primera vez el documental que representa otra manifestación artística de la actividad”, expresó.
Crónicas de un placer compartido permanecerá en la Galería de Arte del Mayagüez Town Center hasta el 17 de marzo.
Para los participantes, la exposición evidencia las posibilidades de la colaboración artística.
El estudiante Andrés Arias, al centro, observa el video que creó junto a los artistas José Antonio López y Antonio Martorell.
José Antonio López y Antonio Martorell compartieron con los presentes sus experiencias como protagonistas del taller. Los acompaña la doctora Laura Bravo, coordinadora de la exposición.
Martorell observa una secuencia de fotografías, que también formaron parte de la muestra artística.
Fotos por Stephanie Silva
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