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viernes, 20 de febrero de 2009 [ english version ]
“La mort ne nous enlève pas les êtres aimés; au contraire
elle nous les garde et les rend immortels par le souvenir".
François Mauriac
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El juez Ángel Hermida, durante los actos de recordación de su madre, la profesora Hermida. |
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Una fresca mañana de domingo sirvió como preámbulo para la singular ceremonia. En una mesa, una urna floreada. En una esquina, un pequeño árbol de roble blanco. El propósito del encuentro fue perpetuar la vida de la profesora Teresa Beatriz Nadal Grau, viuda de Hermida, catedrática jubilada del otrora Colegio de Agricultura y Artes Mecánicas de Mayagüez (CAAM).
Sus familiares, amigos, compañeros colegiales y hasta algunos de los que fueron sus estudiantes, se reunieron al aire libre el pasado 8 de febrero, al costado del edificio Chardón del Colegio. Allí, las cenizas de la profesora Nadal, viuda de Hermida, se fusionaron con la tierra para nutrir un nuevo árbol.
Madame Hermida, como era conocida entre sus estudiantes y colegas, falleció el 18 de enero de 2009 a los 97 años. La profesora de español y francés laboró en el Colegio desde el 1946 hasta el 1973. Mas ahora el campus del Recinto al que sirvió, la acoge de una forma especial para honrarla.
“No debemos considerar esta ocasión como el marcar de una muerte, sino como la celebración de una vida. Una vida llena, llena de amor y de servicio. Y cuando pasemos ahora a enterrar sus cenizas, fijémonos más que nada en que, sobre las mismas estamos sembrando un pequeño árbol, símbolo de vida y de crecimiento. Confiamos que ese árbol crecerá, como crecieron en sabiduría los muchos miles de estudiantes que, por tantos años, pasaron por sus salones”, dijo el juez Ángel Hermida Nadal, único hijo de la profesora, instantes antes de la siembra del roble blanco.
Durante la actividad conmemorativa, organizada por la Asociación de Claustrales Jubilados del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), varios compañeros de la profesora la recordaron con anécdotas y hasta con la interpretación de la melodía La Vie en Rose, canción que enseñaba a sus alumnos.
Precisamente, el doctor Manuel Rodríguez Perazza, presidente de la mencionada entidad que reúne a profesores retirados del RUM, también destacó la importancia del símbolo de continuidad de vida que se representa en la siembra de un árbol en la memoria de Madame Hermida.
“Cada murmullo del viento en sus ramas, cada trino de un pajarillo que escuchemos, cada destello de luz en sus verdes hojas, será un homenaje a la compañera. Recordará su presencia temporal en la tierra y en este campus verde en el que impartió su conocimiento a miles de estudiantes a través de una vida fructífera dedicada a la enseñanza”, sostuvo Rodríguez Perazza.
Asimismo, el rector del RUM, doctor Jorge Iván Vélez Arocho, indicó que a través del acto conmemorativo “celebramos el bien que ella como profesora realizó a esta institución y que su familia ha continuado”.
Las Hijas Católicas de América y la Asociación de Damas Cívicas de Mayagüez, entidades a las que perteneció, también participaron en la ceremonia que concluyó con el Notre Père. Y fue así que permaneció en el Colegio el árbol o l' arbre de Madame Hermida.
[ Ver ] Mensaje del juez Ángel Hermida durante la ceremonia en honor a Madame Teresa Hermida.
El rector del RUM, doctor Jorge Iván Vélez Arocho se dirige a los asistentes de la ceremonia.
La profesora jubilada Lucila Zapata, narró algunas vivencias compartidas con Madame Hermida.
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Carmen Rita García interpretó La Vie en Rose. |
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El juez Ángel Hermida siembra un roble blanco en memoria de su progenitora, la profesora Hermida. |
A la ceremonia asistieron miembros de la Asociación de Claustrales Jubilados del RUM, de las Hijas Católicas de América y de la Asociación de Damas Cívicas de Mayagüez.
Frente al árbol plantado y desde la izquierda: Adrián Nelson Ramírez, el doctor Manuel Rodríguez Perazza, Edsel Ramírez, Tere Hermida, Evelyn Espada de Hermida, el juez Ángel Hermida y el rector del RUM, Jorge Iván Vélez Arocho.
Fotos por Carlos Díaz / Prensa RUM
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