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viernes, 11 de julio de 2008
Ante un mayor consumo de energía, aumento poblacional y limitados recursos, cabe preguntarnos cuál será nuestro legado para las futuras generaciones. En el marco de esta realidad mundial y con una sólida trayectoria de 60 años, el Departamento de Ingeniería Agrícola del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) se consolida como portavoz de soluciones innovadoras en lo que se refiere al empleo de técnicas de ingeniería en la agricultura.
Así fue reconocido por el Capítulo de Puerto Rico de la Sociedad Americana de Ingenieros Agrícolas y de Biosistemas (ASABE, por sus siglas en inglés) como parte de la celebración de los 100 años de esta organización en la Isla.
Precisamente, desde el departamento de Ingeniería Agrícola del RUM se lleva a cabo la enseñanza formal, investigación científica y divulgación de programas relacionados con la ingeniería agrícola y la tecnología mecánico agrícola. El objetivo del programa es aplicar los principios de la ingeniería a los problemas que se confrontan en la agricultura moderna. De esta forma, consideran las siguientes áreas: fuerza motriz y maquinaria, manejo de suelos y agua, estructuras agrícolas y control ambiental, y procesamiento de alimentos.
De acuerdo con el doctor Megh R. Goyal, catedrático del departamento de Ciencias de Ingeniería y Materiales del RUM “necesitamos comenzar a ordenar los sistemas y las estructuras que nos permitan atender las dificultades que se van presentando”. Y para ello, la tecnología será el factor dominante en los próximos 100 años.
Particularmente, la bioingeniería se vislumbra con una alternativa para ofrecernos frutas y vegetales más saludables y nutritivos ante la falta de alimentos por la escasez del agua y los terrenos. Además, “los ingenieros agrícolas entienden su rol en la búsqueda de soluciones para atender enfermedades, la pobreza y la contaminación ambiental”, sostuvo el catedrático.
Para atender el cambio climático, la ingeniería agrícola propone obtener energía de otras fuentes como el manejo de los desperdicios sólidos. Sobre todo, del papel, ya que el uso excesivo de éste “es una de las principales causas de desperdicios sólidos debido a que no reciclamos”, indicó el doctor Goyal.
Por otra parte, el doctor Francisco Monroig, director asociado del departamento de Ingeniería Agrícola comentó acerca de un proyecto para manejar los desperdicios sólidos de la pulpa de café. Esta iniciativa persigue convertirla en materia prima para contrarrestar los altos costos de los fertilizantes. Además, desean investigar cómo pueden optimizar el diseño de los almacenes en donde se guarda la pulpa del café.
Asimismo, el doctor Monroig señaló que desde están trabajando en la preparación de una composta con o sin lombrices que les permita sustituir el fertilizante o utilizarla en aplicaciones florales. “Ya en Latinoamérica se está aplicando esta técnica, pero aún no se había intentado en Puerto Rico”, agregó.
Otras investigaciones incluyen producción de energía a base de una caña, trabajos con modelos climáticos y añadir valor a los productos agrícolas en el desarrollo de vinos y cordiales a base de frutas tropicales como la piña y el mangó.
“Debido al alto costo de producción, el producto debe ser lo suficientemente atractivo para que la gente lo compre y al mismo tiempo obtener una ganancia”, expresó Monroig.
Mencionó, por ejemplo, el gran apogeo de los cafés gourmet por su exquisito sabor y precio.
Los científicos agrícolas reconocen su rol fundamental en la búsqueda de alternativas que permitan aprovechar los terrenos cultivables, almacenar suministros de agua y mejorar los sistemas de irrigación. De eso se trata; de legarles un futuro alentador a las próximas generaciones.
Desde la izquierda: el doctor Ramón Vásquez, decano del Colegio de Ingeniería; el doctor Jorge I. Vélez Arocho, rector; doctor Megh R. Goyal, de Ciencias de Ingeniería y Materiales y el doctor John Fernández Van Cleve, decano del Colegio de Ciencias Agrícolas.
Foto por Carlos Díaz / Prensa RUM
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