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viernes, 21 de marzo de 2008
Para la empresaria agrícola Sara Zapata, de Cabo Rojo, el taller de poda de formación de árboles frutales que ofreció en días pasados el Servicio de Extensión Agrícola (SEA) en Lajas fue uno sumamente divertido, y sobre todo muy instructivo, aún cuando su especialidad como agricultora es cilantrillo en hidropónico.
“En mi jardín hay como unos 27 árboles frutales de diferentes variedades y tengo que saber cómo hacerlo (podarlos)”, apuntó Zapata, quien tomó el adiestramiento junto con su esposo Jorge Rodríguez.
Lo mismo ocurrió con las otras doce personas, quienes al igual que la entusiasta pareja caborrojeña, formaron parte del adiestramiento que efectuó el mencionado organismo del Colegio de Ciencias Agrícolas (CCA) del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM).
Según explicó Ramón Sepúlveda, agrónomo agente agrícola del SEA en San Germán y organizador de la actividad, a través del taller los agricultores pudieron aprender las técnicas correctas de podar los árboles y adquirieron las habilidades necesarias para tener buenas cosechas.
En esta ocasión, el adiestramiento se realizó en la finca de árboles de quenepa que la Estación Experimental Agrícola (EEA), también del CCA, mantiene en sus instalaciones lajeñas. La finca cuenta con 300 árboles de 18 selecciones de la mencionada fruta, que fueron reproducidos a través de injertos. Esas cuerdas de terreno fueron el laboratorio perfecto para que -ante los atentos ojos de Rubén Vélez, encargado de la finca e investigador de la EEA- los animados alumnos pusieran en práctica lo aprendido durante la primera etapa del adiestramiento.
Sepúlveda indicó que se optó por el árbol de quenepa porque era la selección que estaba disponible para ofrecer la parte práctica del taller. “La Estación tiene un experimento para escoger variedades de quenepas que sean comerciales por distintas características y aprovechamos este recurso para que los agricultores puedan aprender”, indicó. “Pero, estas técnicas de poda se pueden utilizar en aguacates, en cítricas, en todos los frutales”, agregó.
Según sostuvo Vélez, el pasado año fiscal la empresa de frutales aportó unos $38 millones al total de $814 millones del ingreso bruto agrícola de la Isla. “Lo que la convierte en una de las principales industrias de la agricultura en Puerto Rico”, apuntó.
Durante el evento, los participantes aprendieron desde la vestimenta idónea -que debe incluir camisas con manga larga- hasta el equipo necesario que se debe utilizar y las leyes que rigen dicha práctica. Tal es el caso de la Ley 25 del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales que prohíbe el uso de sierras motorizadas para podar, de acuerdo con José Zamora, instructor del taller y especialista en frutales del SEA.
Amas de casa que manejan su huerto casero y “todo tipo de agricultores” participaron de la iniciativa que supuso un esfuerzo conjunto entre la EEA y el SEA.
La poda es vida
A juicio de Zamora, la poda de formación es “muy importante” desde que se siembra el árbol. La práctica debe llevarse a cabo en las puntas de las ramas con el propósito de que los árboles se ramifiquen y en la parte de abajo para levantar su follaje.
El primer paso es desinfectar el equipo para evitar la transmisión de bacterias de un árbol a otro. Asimismo, la labor se debe realizar cerca del tallo y luego hacer uso de un sellador para evitar el nuevo crecimiento de la rama eliminada. Además, Zamora aconsejó abonar los árboles dos semanas antes de podarlos.
“La poda debe comenzarse en árboles jóvenes para asegurar su buen crecimiento. La poda es vida”, puntualizó.
José Zamora, especialista en frutales del SEA, fue el instructor del taller de poda de formación de árboles frutales.
Zamora mostró la forma correcta de realizar los cortes a las ramas de los frutales.
Ramón Sepúlveda, organizador de la actividad, (a la derecha) inspecciona el corte a uno de los árboles de quenepa por parte de uno de los participantes del taller.
Sara Zapata, agricultora caborrojeña practica en una de las selecciones de los árboles de quenepa. La observan su esposo Jorge Rodríguez y el agrónomo Zamora.
La finca de la EEA en Lajas fue el laboratorio de práctica para la celebración del taller.
Fotos Carlos Díaz / Prensa RUM
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