Voces afropuertorriqueñas
Por Mariam Ludim Rosa Vélez
mariamludim@uprm.edu
PRENSA RUM

viernes, 14 de marzo de 2008

“El negro no puede seguir siendo vilipendiado,
marginado, escondido, invisibilizado”.

Carlos “Cao” Delgado Lasalle

Tenía 15 años cuando se enamoró de una chica pero los padres de ella le impedían la relación. “Nos gustábamos. La mamá era clara, podía pasar por blanca en la sociedad y el papá era prieto. El papá no quería ni pa’l cara… decía que eso era atrasar la raza”, dijo Carlos “Cao” Delgado Lasalle, quien a sus 63 años todavía recuerda la vivencia. “Nunca pudimos llegar a nada. Estaba más ‘enchulao’ que Colón del Puerto de Palo, pero por esa presión se hacía difícil”, agregó entre carcajadas el progenitor del beisbolista de Grandes Ligas Carlos Delgado Hernández.

La narración de Delgado Lasalle es una de las 32 historias recopiladas en la investigación de acción colaborativa denominada Testimonios afropuertorriqueños: Un proyecto de historia oral en el oeste de Puerto Rico.

Mediante esta investigación los doctores Jocelyn Géliga Vargas y José Irizarry del departamento de Inglés del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) – en conjunto con miembros de las comunidades y estudiantes- rescataron la historia de 16 personas que residieron en los predios de la central azucarera Eureka de Hormigueros y del mismo número de personas del pueblo de Aguadilla.

Los testimonios fueron recopilados a través de entrevistas, fotografías, vídeos y documentos históricos provistos por los residentes. “Muchos de los narradores están por primera vez explorando y articulando abiertamente –para nosotros y para ellos mismos y para una grabadora- lo que ha sido la experiencia de la afropuertorriqueñidad, de la negritud, del racismo, de la marginación”, sostuvo Géliga Vargas.

Según explicó, este proyecto desea “presentar las caras que generalmente no constan en los registros oficiales. La historia oral busca narrar el acontecer de los grupos que han sido tradicionalmente silenciados. Es una manera de darle voz a esa comunidad porque entendemos que la historia oficial de Puerto Rico y el grueso de la literatura no le ha dado voz a esos sujetos”.

Algunas de esas historias fueron relatadas el miércoles, 13 de marzo en el RUM en una actividad que celebró la Biblioteca como parte de la conmemoración de la Semana de la Afropuertorriqueñidad.


Una investigación no tradicional

En septiembre de 2006, la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA, por sus siglas en inglés) les otorgó a los investigadores una subvención de 20 mil para desarrollar el proyecto. La propuesta representó una de las siete que fueron seleccionadas entre aproximadamente 160 que sometieron variados grupos de investigación sobre el tema de identidades afroamericanas o indoamericanas. Asimismo, la iniciativa recibió fondos semilla del la facultad de Artes y Ciencias.

El proceso inició con el establecimiento de grupos focales en ambas comunidades para integrar así sus perspectivas en el diseño de la investigación. “En el grupo focal de Aguadilla llegaron como 30 personas y de allí se conformó un grupo de trabajo: ocho residentes, dos académicos y una estudiante. Han trabajado sin parar. Es un testimonio de lo que es una investigación de colaboración con ayuda de la comunidad”, mencionó Géliga Vargas.

En el caso de Hormigueros la colaboración comunitaria fue diferente. Dos conocedores de la historia de Eureka ayudaron a los investigadores a insertarse en la comunidad y seleccionar narradores para las entrevistas.

Sin embargo, el papel de los residentes del lugar no fue tan activo lo que propició la oportunidad para añadir más estudiantes al proceso investigativo. Se reclutaron 10 jóvenes para recopilar los testimonios de Hormigueros.

Tras conformados los dos equipos de trabajo –integrados por 22 personas entre ambos- los investigadores y el doctor Carlos Hernández les ofrecieron adiestramientos sobre la importancia de la historia oral, técnicas de entrevista y manejo de equipo tecnológico para las grabaciones.

El periodo de entrevistas comenzó en marzo y se extendió hasta el mes de agosto de 2007. Los grupos utilizaron guías de preguntas preparadas en colaboración con los investigadores y los líderes comunitarios con la intención de recoger las particularidades de los dos lugares.

“Ha sido un proceso muy intenso que nos enseña –algo de lo que nos olvidamos los académicos- que la investigación es también un espacio para accionar, para actuar colectivamente y la investigación es un espacio de transformación, se transforma el que investiga y el supuestamente investigado”, puntualizó Géliga Vargas.

Tras un año de recopilación de testimonios los profesores Géliga Vargas e Irizarry -acompañados de una delegación de una estudiante y dos miembros de la comunidad- presentaron su investigación en el Congreso Anual de LASA que se celebró en Montreal, Canadá en septiembre de 2007.

Igualmente, sometieron un escrito que formará parte de un libro que publicará LASA sobre las investigaciones de los becados del programa. Asimismo, han presentado en varios foros académicos en Puerto Rico.

Por su parte, Irizarry resaltó la importancia de la participación estudiantil en este proyecto. “Trabajaron en las comunidades y a través de esa experiencia recibieron esa parte de la educación que no se encuentra en el salón de clases”, sostuvo el catedrático.

A Irmaris Rosas Nazario le fascinó entrevistar a Victoria Jiménez de Eureka. La estudiante graduada de segundo año de maestría en educación en inglés explicó que además de la experiencia técnica en una investigación sobre historia oral, este proyecto “abrió sus ojos” sobre su propia identidad afropuertorriqueña.

“Aprendí mucho de mí misma, nunca había analizado este tema en mi vida personal y fue algo que me llevó a ver que es parte de mi pasado, de mi familia, de mi futuro, fue un eye oponer”, dijo Rosas Nazario.

Asimismo, el estudiante Daniel Rivera Muñiz, quien cursa su cuarto año de bachillerato en el Departamento de Inglés, fue el que más tuvo que visitar a sus narradores. Al joven le tocó entrevistar dos hermanos de Eureka, Robert y Lelo.

Aunque Robert estaba receptivo para participar, Lelo había tenido un problema de salud que afectaba sus estados de ánimo, por lo que Rivera Muñiz tuvo que “pacientemente” visitar la casa en unas seis ocasiones.

“Don Lelo demuestra la importancia de este proyecto. Cuando lo conocimos en septiembre de 2006 estaba lúcido y claro, sus historias eran enriquecedoras para el proyecto, pero cuando estábamos listos para comenzar en mayo, ya don Lelo no estaba tan alerta”, explicó Géliga Vargas.


Componente educativo

La afirmación de la negritud en Puerto Rico ha sido históricamente un tema tabú, comentó a Sin Límites Delgado Lasalle, quien además de ser uno de los narradores también se desempeñó como entrevistador para el grupo de Aguadilla.

“La mentalidad es que no se quiere hablar de eso. Es doloroso y por eso no se habla”, explicó al mencionar el Censo de 2000 donde aproximadamente un 81 por ciento de los puertorriqueños se autocatalogaron como blancos.

Según expresó, la educación es la clave para que las personas e instituciones tengan la oportunidad de revisar sus actitudes. Parte de los fondos provistos por LASA se utilizarán para preparar material educativo relacionado con el proyecto. “No hay nada más refrescante que algo que uno hace sea válido para la comunidad, uno está trabajando con la vida real”, dijo por su parte Irizarry.

Nota de la editora: Este artículo aparece en la primera edición de Sin Límites, la revista de investigación del RUM.


Carlos “Cao” Delgado Lasalle participó como narrador y entrevistador en la investigación.


El estudiante Daniel Rivera Muñoz durante la entrevista a don Robert en Hormigueros.


Desde la izquierda los doctores Jocelyn A. Géliga Vargas y José Irizarry.
(Foto: Carlos Díaz / Prensa RUM)


Durante una de las reuniones con los participantes de Aguadilla.


La doctora Jocelyn Géliga (a la derecha) y Tania Delgado (al centro) durante la presentación en LASA.

Fotos: Suministradas.