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viernes, 21 de diciembre de 2007
“La música es el corazón de la vida”.
Franz Liszt
Levanta sus manos. Todos le miran atentos. Cuando agita sus brazos, 66 voces comienzan a interpretar colectivamente Deo gracias, un canto inglés del siglo 15 que evoca el agradecimiento por el nacimiento de un Salvador.
Podría tratarse de una presentación en una catedral o un centro de bellas artes, mas el escenario es uno poco común: el vestíbulo del Hospital Buen Samaritano de Aguadilla.
Los cantantes pertenecen a la Coral del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) y a las 11:45 de una mañana de diciembre armonizan para llevar alegría a los que congregan en el lugar. Los dirige el maestro Edgar Antonio Vélez Montes.
“¡Qué linda es la juventud!”, exclama un señora que advierte que irá a hacer una cita pero que regresaría para no perderse el concierto.
La estudiante Ivelisse Martínez le da la bienvenida a los presentes, en su mayoría empleados del hospital. También se asoman algunos pacientes como el joven que estacionó su sillón de ruedas en una de las esquinas y allí escuchó atentamente las melodías.
El repertorio continúa con el himno espiritual Talk About A Child That Do Love Jesus compuesto por William L. Dawson. La soprano Melvilí Cintrón, quien también es estudiante del RUM, es la solista de la pieza.
Un hombre de cabello plateado cierra los ojos tan pronto la soprano operática comienza a cantar las notas en un registro agudo. Parece estar disfrutando la obra musical porque mueve su cabeza y su pie derecho lleva el tempo. Al terminar la canción abre sus ojos y aplaude efusivamente. “¡Excelente!”, le comenta a la persona que está sentada a su lado.
Al compás del teclado, interpretado por el pianista Juan Gutiérrez, los coristas interpretan el medley navideño The Child in a Manger compueto por las obras Bring a Torch Jeannette Isabella; The Rocking Carol; Away in the Manger y Silent Night.
Se integra al coro el flautista Rafael Bautista para el arreglo musical de African Psalm, una pieza folclórica de Kenia. Luego, interpretan Noite de Frío, una pieza navideña en catalán.
El ritmo caribeño inunda el vestíbulo del Hospital con la ejecución coral de Calypso Cha-Cha, una canción que tiene la cadencia particular de las Islas Vírgenes.
“¿Están disfrutando?”, pregunta Ivelisse al grupo de espectadores. “Sí”, contesta al unísono la audiencia que en su mayoría está de pie frente al coro mientras algunos están sentados a los costados.
La joven anuncia la próxima canción e invita al público a cantar. Se trata del mapeyé boricua-cubano Alvarada. “Lo lai lo… lo lai lo… lai le lo le lai”, entonan en armonía las sopranos, contraltos, tenores y bajos.
“Ha sido un privilegio compartir con ustedes y muchas gracias por acogernos”, dice Ivelisse al anticipar que interpretarán la última pieza: Gloria.
Se escucha la introducción en el teclado y al comando del director los colegiales ejecutan con fuerza: “Gloria in excelsis Deo.. in excelis Deo... in excelsis Gloria”. Una dama vestida de verde que está de pie frente al coro tararea “Gloria”.
A las 12:23 del mediodía el director aquieta sus manos y le regala una sonrisa a los coristas. El público responde con aplausos. Se reconfirma, la música es el lenguaje universal.
La Coral del RUM, dirigida por el profesor Edgar Antonio Vélez Montes se presentó en el vestíbulo del Hospital Buen Samaritano.
Los jóvenes interpretaron cánticos navideños del folclor de diferentes países.
El flautista Rafael Bautista acompañó la pieza African Psalm.
La soprano Melvilí Cintrón durante el himno Talk About A Child That Do Love Jesus.
Fotos Carlos Díaz / Prensa RUM
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