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lunes, 28 de noviembre de 2005
Bajo el lema Por una vida de justicia y paz decenas de personas marcharon desde el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) hasta el paseo Eudaldo Báez García de Mayagüez con el propósito de llevar un mensaje de alerta en rechazo del maltrato hacia las mujeres. Con esta marcha pretendemos hacer un llamado al pueblo a reconocer que la violencia doméstica está acabando con nuestras mujeres, niños y niñas. Es hora de hacer algo, enfatizó Luisa Seijo, directora del Proyecto Mujeres Siempre Vivas del RUM.
En la marcha participaron representantes de varias entidades como el Hogar Clara Lair, la Casa Protegida Julia de Burgos en Aguadilla, el Caucus de la Mujer del Movimiento Socialista de Trabajadores, el Consorcio Mayagüez-Las Marías, la Fraternidad Alpha Phi Omega y los Niños Escuchas de la Tropa 39 del RUM, entre otras asociaciones estudiantiles y civiles. Los profesores del RUM Loreina Santos Silva, Lester McGrath, Elsa Arroyo, Yanira Alemán y Nestor Rodríguez también se unieron al evento.
Los manifestantes salieron del portón principal del Recinto encabezados por las jóvenes que colaboran en el Proyecto Mujeres Siempre Vivas. Creo que esta marcha sirve para concienciar de que la violencia doméstica puede estar en la marquesina de mi casa, que no está tan lejos. De una forma u otra nos afecta, opinó la estudiante Zulnette García quien se desempeña como facilitadora del proyecto.
No más
no más
no más violencia contra la mujer era uno de los estribillos que expresaba el mantenedor radial Toti Figueroa, quien durante el trayecto de la marcha fungió como portavoz. Además, a través de los altoparlantes se difundieron los testimonios de féminas sobrevivientes de maltrato.
La actividad, que se efectuó el 17 de noviembre, culminó con un despliegue artístico con las interpretaciones de varios grupos musicales, de baile y TeatRUM.
Este evento marcó el final de la Semana de no más violencia contra la mujer que se llevó a cabo en el Colegio del 14 al 17 de noviembre. La misma se dedicó a la Alianza de Mujeres Viequenses cuyas integrantes fueron nominadas para el Premio Nóbel de la Paz. De hecho, las féminas participaron en un conversatorio el lunes, 14 de noviembre en el Recinto. Ese día el rector del RUM, Jorge Iván Vélez Arocho firmó una proclama en la que reiteró el compromiso de la institución con la labor social a favor de las mujeres víctimas de violencia doméstica.
El arte de la paz
Pintar por la paz tiene un significado especial para Sandra Padilla, ya que según relató vivió por 22 años sujeta a una relación de violencia. Me daba y me amenazaba con cuchillos. La última vez que me hizo daño fue a principios de año cuando me dio con una caja en la cara, señaló. Agregó que esta situación la hizo acudir hasta un refugio de mujeres víctimas de maltrato. Añadió que ahora vive sin miedos por lo que se propone crear su propia empresa con la colaboración del proyecto Empresarias Siempre Vivas del Centro de Investigación Social Aplicada. En este momento tengo paz. Ahora soy un ser humano libre con mi autoestima alta, aseguró mientras plasmaba en una camiseta blanca un dibujo alusivo a la paz.
Asimismo decenas de colegiales expresaron a través de símbolos, palabras y colores sus ideas de gráficas de lo que representa vivir en paz. Se repartieron más de 100 camisetas y las obras artísticas fueron desplegadas en frente a la Biblioteca del RUM.
Las colaboradoras del Proyecto Mujeres Siempre Vivas del RUM portaban banderas violetas que simbolizan la solidaridad con las víctimas.
El mantenedor radial Toti Figueroa (a extrema derecha) fungió como portavoz durante la trayectoria de la marcha.
Los manifestantes durante su entrada al casco urbano de Mayagüez.
Varias entidades apoyaron la marcha, entre éstas la Fraternidad de servicio comunitario Alpha Phi Omega.
El patio interior del RUM se convirtió en un enorme lienzo de arte social cuando decenas de colegiales desplegaron su creatividad a favor de la paz y en repudio de la violencia en contra de las féminas.
Más de 100 camisetas blancas se repartieron con el propósito de que los asistentes plasmaran en ellas su óptica de lo que representaba vivir en paz.
Los jóvenes sentados sobre la grama y con pinceles de colores en mano expresaron sus ideas con palabras, símbolos y dibujos.
Los estudiantes participantes coincidieron en que través de sus expresiones pictóricas manifestaron su solidaridad en rechazo de la violencia.
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