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viernes, 18 de noviembre de 2005
Él va a cambiar.
Ésa era la esperanza que albergaba Norma en su corazón. Pero, él no cambió. Apagó la vida de la joven de 26 años al inflingirle una puñalada que literalmente traspasó su corazón. El trágico desenlace lo relató su padre Oscar Hernández durante su intervención en el panel Violencia doméstica y sexual: Expectativas, retos y luchas para todos que se efectuó en el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) con motivo de la conmemoración de la Semana de no más violencia contra la mujer.
Recuerdo que ella siempre venía donde mí y me decía 'papi, yo sé que él va cambiar porque sé que me quiere mucho, y él me dice que está arrepentido'
yo lo escuché de mi hija: 'él va a cambiar' y en esa búsqueda de que cambiara procrearon un hijo, indicó Hernández, quien a través del testimonio del doloroso incidente espera crear conciencia sobre los estragos del maltrato.
Norma Hernández, madre de tres hijos, falleció el 22 de noviembre de 2001, fecha en que se disponía a celebrar con su familia el Día de Acción de Gracias. Su padre contó que cuando su primogénita comenzó esa relación tortuosa iniciaron sus sufrimientos. Sostuvo que de una joven alegre, bonita y festiva se transformó en una muchacha apenada, triste y marcada espiritual y físicamente por los golpes que recibía de su acompañante.
La vi llegar a casa golpeada con los ojos morados. La vi llegar a casa con la nariz rota producto de ser golpeada con el teléfono, recordó. Agregó que fue entonces que se orientó sobre la Ley 54 y su hija accedió a presentar cargos para lograr una orden de protección. Sin embargo, según puntualizó Hernández, el agresor se acercó a ella e hizo promesas de cambios y hasta participó de un retiro espiritual. Así logró que ella le diera acceso nuevamente a su vida temporalmente, para demostrarle que había cambiado. A la semana de esas promesas recibimos la noticia a través de la Policía de Puerto Rico de que nuestra hija había sido asesinada víctima de violencia doméstica con una puñalada certera en el centro del corazón, dijo con tristeza al rememorar que precisamente se disponían a compartir en familia la cena de Acción de Gracias.
Hernández prometió ante el féretro de su hija ser portavoz de alerta en contra del maltrato. Desde entonces se ha dedicado a compartir con otros su testimonio con la esperanza de que se pueda evitar otra tragedia. Expresó que hasta el momento ha denunciado a 16 agresores.
Invito a las jóvenes que puedan sentir los comienzos de una relación equivocada que busquen orientación y los varones que piensen que el hombre cabal es el que aprende y sabe respetar a su pareja, exhortó.
Durante el panel también presentó su desgarradora experiencia Carmen Pérez, sobreviviente de violencia sexual. Relató que su agonía comenzó a los tres años de edad cuando su papá fue su primer agresor sexual. Aunque luego fue removida de su hogar por esa situación, también en su hogar sustituto fue agredida, víctima de actos lascivos y hasta de violación con un palo de escoba.
Recordó que un fin de semana mientras visitaba a su familia, ya cuando tenía 16 años, su hermano la violó. La diferencia en esa ocasión fue que trató de defenderse. No obstante, tan depresiva fue la situación que intentó suicidarse al ingerir 60 pastillas que le provocaron tres paros cardíacos. Agregó que tras ese incidente las autoridades investigaron y determinaron que ella era víctima de maltrato. Sin embargo, nuevamente la ubicaron en el mismo hogar sustituto en la que había sido maltratada porque a juicio de la trabajadora social a esa edad era difícil conseguir otra residencia temporal.
Un día alguien me dijo que la vida no se trataba de sobrevivir, sino de vivir y vivir bien. Yo que creía que la vida era todo lo contrario, me tumbó el escenario de toda una vida, hablé y al hablar y contar mi experiencia le quité fuerza a mis agresores, afirmó Pérez.
La sinopsis del foro, que se efectuó el 15 de noviembre en el anfiteatro del edificio Stefani, estuvo a cargo del doctor David Meléndez, psicólogo clínico y de la profesora Luisa Seijo, socióloga y directora del Proyecto Mujeres Siempre Vivas. Ambos coincidieron que una de las formas más efectivas de abordar el problema de la violencia doméstica es hablar. Estamos llamados a romper el silencio y denunciar la situación de opresión que nuestra sociedad propicia, urgió Seijo. Asimismo Meléndez expuso que el maltrato contra la mujer plantea varios retos desde la perspectiva clínica. Entre éstos destacó promover la igualdad de géneros, proveer un servicio inmediato a las víctimas, comenzar a educar a los niños para que resuelvan sus conflictos sin violencia y crear centros de ayuda para los maltratantes.
Pintan por la paz
El patio interior del RUM se convirtió, el pasado 16 de noviembre, en un enorme lienzo de arte social cuando decenas de colegiales desplegaron su creatividad a favor de la paz y en repudio de la violencia en contra de las féminas. Más de 100 camisetas blancas se repartieron con el propósito de que los asistentes plasmaran en ellas su óptica de lo que representaba vivir en paz. Los jóvenes sentados sobre la grama, con un cielo gris de telón -que sirvió para protegerles del sol- y con pinceles de colores en mano expresaron sus ideas con palabras, símbolos y dibujos. El mundo es el reflejo de nuestros actos, leía el mensaje de una de las vistosas camisetas. Ámame con mis defectos, decía otra de las obras de arte. Los estudiantes participantes coincidieron en que través de sus expresiones pictóricas manifestaron su solidaridad en rechazo de la violencia.
Es la segunda ocasión que se celebra en el Recinto este evento artístico de concienciación. Precisamente, las camisetas que se pintaron el pasado año se subastaron en la noche del 15 de noviembre cuando integrantes de TeatRUM presentaron una obra alusiva al tema.
Marchan a favor de la justicia
La jornada de sensibilización social concluyó el jueves, 16 de noviembre con la marcha denominada Por una vida de justicia y paz. Decenas de personas marcharon desde el Recinto hasta el boulevard Eudaldo Báez García de Mayagüez. Con esta marcha pretendemos hacer un llamado al pueblo a reconocer que la violencia doméstica está acabando con nuestras mujeres, niños y niñas. Es hora de hacer algo, enfatizó Seijo. La actividad finalizó con un despliegue artístico con las interpretaciones sociales de varios grupos musicales, de baile y TeatRUM.
La Semana de no más violencia contra la mujer se dedicó a la Alianza de Mujeres Viequenses cuyas integrantes fueron nominadas para el Premio Nóbel de la Paz. De hecho, las féminas participaron en un conversatorio el lunes, 14 de noviembre en el Recinto. Ese día el rector del Recinto Jorge Iván Vélez Arocho firmó una proclama que reiteró el compromiso de la institución con la labor social a favor de las mujeres víctimas de violencia doméstica.
La misión principal del Proyecto de Apoyo a Mujeres Siempre Vivas, adscrito al Centro de Investigación Social Aplicada (CISA) del Departamento de Ciencias Sociales del RUM es ofrecer servicios así como asesoría a féminas víctimas de violencia doméstica y agresión sexual.
Oscar Hernández, padre de una joven asesinada por violencia doméstica, prometió ante el féretro de su hija ser portavoz de alerta en contra del maltrato.
Durante el panel también presentó su desgarradora experiencia Carmen Pérez, sobreviviente de violencia sexual.
Los panelistas del foro Violencia doméstica y sexual: Expectativas, retos y luchas para todos. De pie en el podio, Dra. Camille--- quien fungió como moderadora del panel. Sentados de izquierda a derecha, Carmen Pérez, Oscar Hernández, Dr. David Meléndez y la profesora Luisa Seijo.
El patio interior del RUM se convirtió en un enorme lienzo de arte social cuando decenas de colegiales desplegaron su creatividad a favor de la paz y en repudio de la violencia en contra de las féminas.
Más de 100 camisetas blancas se repartieron con el propósito de que los asistentes plasmaran en ellas su óptica de lo que representaba vivir en paz.
El rector del RUM, Jorge Iván Vélez Arocho (sentado al centro) firmó una proclama para dedicar la Semana de no más violencia doméstica a la Alianza de Mujeres Viequenses. En el orden acostumbrado Judith Conde (sentada), María Garay, Luisa Seijo y Carmen Valencia (sentada).
El lazo violeta simboliza el repudio contra el maltrato a las féminas. Jóvenes de distintas disciplinas colaboran como facilitadoras en el Proyecto de Mujeres Siempre Vivas. De izquierda a derecha Bianca Soto, Grace Milán, Zulnette García y Yahaira Segarra, coordinadora del Proyecto.
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