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viernes, 29 de abril de 2005
Una abundante cosecha de melocotones fue el producto de la primera recogida efectuada durante la segunda semana de abril en la Subestación Experimental Agrícola de Adjuntas como parte de un proyecto de investigación sobre la adaptación al trópico de esta fruta de zonas templadas, que lleva a cabo el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) en conjunto con la Universidad de Florida.
Estamos esperanzados; queremos darle una alternativa al agricultor de la montaña, un producto más que puede mercadearse, afirmó María del Carmen Librán, directora del Departamento de Horticultura del RUM y líder del proyecto.
De hecho, agricultores privados ya han iniciado este cultivo en Lares, Orocovis y Aibonito. Cuatro son las variedades seleccionadas y mejoradas para que puedan crecer en el trópico: Florida Gold, Florida Glow, Florida Beauty y Prince; ésta última ha resultado ser la más prolífera. Tienen ligeras diferencias, como el color de la pulpa, el tamaño, dulzura y acidez. La cantidad de frutos recogidos en un primer pase superó las expectativas.
Las temperaturas bajas de enero y febrero estimularon la florecida y las prácticas de cultivo como el abonamiento y control de plagas contribuyeron a la abundancia de esta cosecha, explicó Librán.
Existen cuatro cultivares de melocotones tropicalizados en las subestaciones experimentales de Adjuntas y Corozal. Ya están en su tercer año de sembrados, que es cuando comienzan a producir. Actualmente se recopilan datos tales como peso, diámetro y número de frutas por árbol. Evelio Hernández es el técnico de investigación tanto en el predio de Adjuntas como en el de Corozal.
Una de las preocupaciones iniciales de los investigadores quedó descartada con la tesis de la estudiante graduada Alexandra Delgado, quien demostró que el insecto Diaprepes abbreviatus (conocido como vaquita de la caña) no ataca los árboles de melocotón. Esta plaga que afecta a 270 especies de plantas y particularmente a los cítricos en las montañas de Puerto Rico. Delgado presentó los hallazgos de su investigación -dirigida por el doctor Ángel González, catedrático asociado de Entomología del Departamento de Protección de Cultivos del RUM y entomólogo del proyecto- en la reunión anual de la American Horticultural Society celebrada el pasado junio en Austin, Texas.
Sin embargo, la mosca frutera -cuya especie está en proceso de identificación - sí ha causado daños a los frutos. Actualmente se evalúa el modo de evitar a este huésped no bienvenido. Uno de los objetivos es combatirla a través de controles biológicos y trampas, aunque también es posible recoger los melocotones antes de que se maduren por completo, pues la mosca oviposita en los que están bastante maduros.
Este estudio se lleva a cabo en conjunto con la Universidad de Florida, desde donde se estudia la adaptación de este cultivo a cuatro latitudes subtropicales y tropicales. Los investigadores principales allá son Bob Rouse y Phil Stansly, respectivamente a cargo de los aspectos de horticultura y entomología.
Más de un quintal de melocotones fue el producto del primer pase de cosecha de melocotones tropicalizados en Adjuntas.
Los árboles comienzan a fructificar en su tercer año de sembrados.
El intenso color y dulzura de estos melocotones los hace atractivos para el mercado.
En algunos casos, el peso de las frutas ha hecho descender las ramas hasta el suelo.
Las temperaturas bajas de enero y febrero estimularon la florecida.
María del Carmen Librán, líder del proyecto, junto a Evelio Hernández, técnico de investigación tanto en el predio de Adjuntas como en el de Corozal.
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