Por la integridad académica
Por Kattia María Chico
kchico@uprm.edu
PRENSA RUM

viernes, 11 de febrero de 2005

“Mucha de la deshonestidad intelectual de los estudiantes puede eliminarse con una mejor docencia.”

El doctor Donald Mc Cabe es un reconocido investigador que ha realizado sondeos sobre la integridad académica en universidades estadounidenses.
Así lo afirma el doctor Donald McCabe, especialista en ética en las universidades, quien visitó el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) como parte de las actividades organizadas por el Decanato de Asuntos Académicos para celebrar Febrero, Mes de la integridad académica en el RUM.

El profesor de la Universidad de Rutgers sustentó su conferencia titulada Promoting Academic Integrity con datos estadísticos recopilados a través de encuestas en universidades y escuelas superiores de Estados Unidos que ofrecen un panorama de quiénes son más propensos a copiarse y por qué lo hacen, y habló sobre cómo diversas instituciones lidian con el problema.

De acuerdo con un estudio realizado en 1999 en 21 campus estadounidenses, el 75% de los estudiantes reportó haber incurrido en algún tipo de fraude intelectual; una tercera parte confesó haberse copiado en exámenes y la mitad en trabajos escritos al menos una vez.

El plagio cibernético es una de las mayores preocupaciones. El 41% de los estudiantes que respondieron a un sondeo realizado en el 2000 admitió haberlo hecho y el 68% opinó que no se trataba de una acción seria. Señaló que es demasiado fácil buscar, cortar y pegar texto, mezclarlo con el propio y entregarlo como original, aunque no pasa necesariamente inadvertido para el ojo diestro.

Sin embargo, el 44% de los profesores admitió haberse hecho “de la vista larga” al notar movidas sospechosas, aduciendo la dificultad de presentar pruebas y el poco apoyo administrativo como razones. El 52% declaró no haber referido jamás caso alguno al decano o junta de disciplina, dijo el investigador. Los estudiantes indicaron que era más probable que hicieran trampa con un profesor que tuviera la reputación de ser indiferente a ella.

“La facultad tiene que ser ejemplo de integridad académica. El buen profesor demuestra respeto por su materia y discípulos, es honesto y justo. Hay que discutir abiertamente el tema con los estudiantes, de manera que conozcan sin lugar a dudas en qué consisten las faltas y cuáles serán las consecuencias”, recomendó Mc Cabe, quien comentó que en muchos casos los alumnos no comprenden cuál es el uso aceptable de la internet.

Pero, ¿quiénes se copian? Los datos recopilados por el profesor señalan consistentemente a los estudiantes de Administración de Empresas seguidos por los de ingeniería, así como a los de mayor y menor promedio. También, indicó que hay más deshonestidad en las clases que son requisitos del programa general de estudios. ¿Por qué lo hacen?

“Los alumnos tienden a justificarse moralmente cuando resienten que se les obligue a tomar cursos ajenos a su especialidad. Las presiones de tiempo o la competencia por becas, admisión a estudios graduados u otros beneficios también les parecen razones legítimas”, explicó.

Promover una cultura de integridad en que se dé amplia participación y poder al estudiante en la elaboración de códigos de honor y comités disciplinarios es la mejor forma de lidiar con el problema, concluyó.