El RUM y la comunidad: primeros 30 años
Por Margarita Santori López y Kattia María Chico
msantori@uprm.edu, kchico@uprm.edu
PRENSA RUM

jueves, 2 de octubre de 2003

“Si tiene usted buen carácter, buena salud y un diploma de octavo grado, puede ingresar al Colegio de Mayagüez. La matrícula es gratuita y la cuota semestral por laboratorio es de $1. Si decide hospedarse gastará $258 anuales, ó $133 si vive con familiares, aunque también puede estudiar por correspondencia. Hay becas de $40 a $100 por año y además puede trabajar en alguna dependencia del Colegio por 10 centavos la hora. Ofrecemos programas de cinco años en Tecnología Azucarera, Agricultura, Ingeniería Mecánica, Civil y Eléctrica y Ciencias Domésticas. Si es varón, no olvide su corbata y su uniforme militar.”

Algo así pudo haber figurado en las páginas del periódico “El Imparcial” en 1921, cuando los decanos del Colegio de Agricultura y Artes Mecánicas (CAAM) pautaban anuncios para atraer estudiantes al ahora Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), de acuerdo con los datos recopilados en el “Recuento histórico y fotográfico de la fundación del Colegio de Agricultura y Artes Mecánicas: Su importancia en la comunidad”.

La doctora Nelly Vázquez Sotillo, catedrática asociada del Departamento de Ciencias Sociales del RUM, presentó recientemente el libro de su autoría en el Recinto y compartió con el público algunos de los hallazgos y datos curiosos que contiene. El mismo se compone de un ensayo que abarca los primeros 30 años de existencia del CAAM y un apéndice fotográfico y documental que muestran la relación entre la institución y la ciudad que la alberga.


“David W. May, un químico azucarero que dirigía la Estación Experimental Agrícola Federal en Mayagüez, fue quien propulsó la idea de establecer una escuela de agricultura para que ambas instituciones pudieran intercambiar recursos y conocimientos. En aquel entonces, se pensaba que el futuro de Puerto Rico estaba en la agricultura. En el año de fundación (1911) la facultad se componía de 18 profesores, tres de ellos puertorriqueños, y el idioma de enseñanza era el inglés. Desde 1918 hubo estudiantes extranjeros y especiales, y eso que llaman “educación a distancia” se conocía entonces como cursos por correspondencia”, narró la historiadora.

El recuento fotográfico comienza con la construcción del camino en 1911. Incluye edificios, clases estudiantiles y graduadas, grupos de veteranos puertorriqueños tomando cursos de rehabilitación, facultad y personajes ilustres; entre ellos exalumnos que dieron su nombre a edificios como Luis de Celis, Carlos Chardón y Luis Monzón.

“Nadie puede sentirse orgulloso de lo que no conoce. Me pareció que camino a los 100 años era una buena idea reconstruir los inicios de nuestro Colegio, pero esto es un acercamiento, un primer paso que pretende provocar entusiasmo para que haya otros trabajos que continúen esta historia”, dijo Vázquez.

Este proyecto contó con el auspicio de la Oficina del Rector y el Decanato de Artes y Ciencias del RUM. La publicación estuvo a cargo de la Oficina de Impresos del Recinto. Los fondos que se recauden con la venta de este libro serán destinados a la Sala Manuel María Sama y Auger (Colección Puertorriqueña) de la Biblioteca General, de donde la investigadora obtuvo todos los recursos fotográficos y documentales.