Foro sobre arrecifes de coral
Por Kattia María Chico
kchico@uprm.edu
PRENSA RUM

viernes, 16 de abril de 2004

El ocho por ciento de la superficie de arrecifes coralinos del mundo entero se encuentra en el Caribe y el 80 por ciento de las enfermedades que los aquejan también. Se desconoce hasta qué punto la actividad humana es responsable de su deterioro.

Esta fue una de las preocupaciones discutidas en el foro “El futuro de los arrecifes de coral en Puerto Rico”, que se llevó a cabo el martes, 13 de abril en el Anfiteatro Figueroa Chapel del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) y fue la actividad cumbre de la Semana de la Biblioteca. Investigadores, educadores y manejadores de recursos conversaron sobre el estado de los arrecifes en la Isla, así como de las causas y posibles remedios de sus males.

Aunque estas comunidades de organismos son tan resistentes y complejas como para haber sobrevivido cuatro extinciones masivas que ha experimentado el planeta, hoy día sufren un deterioro significativo a lo largo de su distribución geográfica, según explicó el doctor Ernesto Weil del Departamento de Ciencias Marinas del RUM en su ponencia “Arrecifes de coral, ciudades bajo el mar: beneficios y problemas”.

“Las actividades humanas y sus efectos, como el calentamiento global, la contaminación, el anclaje, la descarga de aguas usadas, la pesca comercial y recreativa y el buceo recreativo irresponsable son insultos para la vida de los arrecifes”, denunció el científico. Además, sugirió el control de la población, la aplicación de leyes de pesca, educación de las comunidades y alianzas entre instituciones como algunas alternativas para evitar más daños a las comunidades marinas más diversas del planeta.

Por otro lado, mientras Weil identificó el crecimiento poblacional como la mayor amenaza para la salud de los arrecifes, el doctor Wilson Ramírez del Departamento de Geología del RUM afirmó que otras razones podrían tener un rol en su deterioro.

“A pesar de que decenas de publicaciones apelan a causas antropogénicas para explicar la disminución de cobertura y especies de los arrecifes de coral, el récord fósil muestra desapariciones periódicas -al menos en ciertas especies coralinas- que parecen indicar un ciclo.



Si queremos entender las causas de esta merma, tenemos que analizar el récord geológico”, exhortó Ramírez en su ponencia titulada “Importancia de estudios a largo plazo para caracterizar el estado de arrecifes de coral”.

Ramírez explicó que miles de años de transformaciones quedan grabados en los estratos geológicos, donde pueden leerse registros de la temperatura, sedimentación o velocidad de crecimiento. El estudio de comunidades fósiles de coral ayudará a entender qué cambios son naturales y cuáles se deben a la actividad humana.

Por su parte, el doctor Manuel Valdés Pizzini del Departamento de Ciencias Sociales del RUM y director del programa Sea Grant, ofreció el mensaje de bienvenida al foro. Participaron también el doctor Edwin Hernández, del Proyecto de Monitoreo Ecológico y Restauración de Arrecifes de Coral; la doctora Álida Ortiz, del Recinto de Humacao de la UPR; Juan Torres de Ciencias Marinas y Carlos Pacheco del Departamento de Recursos Naturales.

En la tarde se celebró una presentación de afiches sobre investigaciones de estudiantes graduados de ese Departamento en el vestíbulo de la Biblioteca General del Recinto. El foro fue auspiciado por esta última, el Programa Sea Grant; COSTAS, y la facultad de Artes y Ciencias del RUM.


El doctor Ernesto Weil abogó, entre otras, por el control de crecimiento poblacional, programas de educación, áreas de protección integral y regulaciones de pesca y desarrollo urbano costero como algunas medidas para proteger los arrecifes de coral.



Los sistemas de arrecifes coralinos son coloridas “ciudades submarinas” de regiones tropicales compuestas por entes individuales conocidas como pólipos que semejan anémonas diminutas. Sirven de hábitat y fuente de alimento a una gran variedad de organismos cuya supervivencia depende de ellos.



A pesar de que los corales se originaron hace más de 400 millones de años y han resistido cuatro extinciones masivas, hoy sufren un deterioro significativo a lo largo de su distribución geográfica, según explicó el doctor Ernesto Weil.